En Paraná, el río descendió hoy a -27 centímetros (por debajo del nivel del mar), superando las marcas de 1971 (0,50 metros), de 2020 y 1970 (0 metros). Hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual frente a la capital entrerriana, cuando el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
De esa manera continua muy por debajo de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio para febrero (3,47 metros) en la capital entrerriana.
Además, el Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que estos niveles tan bajos se mantendrán hasta marzo inclusive, prevaleciendo una «tendencia desfavorable».
En el noroeste entrerriano, en la ciudad de La Paz, el río Paraná bajó a sólo 40 centímetros, lejos de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 4,47 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020 para este mes.
En el puerto de Diamante, más al sur de la costa entrerriana, el río mantiene un descenso desde mediados de noviembre y hoy permanece con -6 centímetros, por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y del promedio histórico de 3,46 de febrero.
También en Victoria baja desde noviembre y desde el pasado 23 de enero no logran tomar la altura debido a que no se cuenta con la tecnología necesaria para medir por debajo del cero.
De esta manera, se mantiene por debajo de aguas bajas (2,60), de sus 3,63 registrados como promedio este mes en los últimos 25 años.
La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua.
De todos modos, estas marcas, no han desencadenado medidas precautorias, ya que la provincia de Entre Ríos ha mantenido los cupos de extracción pesquera, sin innovar en los volúmenes tanto para la exportación como para el mercado de consumo interno.
FUEGO
También esta bajante prolongad y profunda del río Paraná acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.
«Es una situación histórica particular que nos enfrentó a una situación compleja desde lo ambiental que seguirá hasta 2025, se puso en crisis la producción, tuvimos serios problemas con incendios y destruyendo el hábitat de la fauna», anticipó la secretaria de Ambiente de Entre Ríos, Daniela García.
Asimismo, en distintas localidades costeras han tenido que tomar recaudos –tal el caso de Victoria y Paraná– para poder abastecerse de agua cruda para el sistema de distribución de agua potable.
Foto: ERA Verde
Con información de Télam
De la Redacción de ERA Verde