Esta semana se llevó adelante la primera reunión en la Secretaria de la Producción provincial en vista de sumar acuerdos para la redacción de un decreto que reglamente las pulverizaciones con agroquímicos en torno a las escuelas rurales. La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER fue una de las entidades invitadas y llevó un informe con una serie de sugerencias.

 

Uno de los puntos más discutidos sobre la cuestión es el radio de distancia adecuado para evitar que los establecimientos educativos suburbanos se vean afectados por los agrotóxicos. La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Entre Ríos falló a favor de un amparo ambiental y limitó las fumigaciones a 1.000 y 3.000 metros de distancia de las escuelas rurales según se efectúe en forma terrestre o aérea respectivamente. Fue a instancia de una solicitud del Foro Ecologista Paraná y la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer). Pero la sentencia ha encontrado resistencia oficial –la Fiscalía de Estado ha solicitado un recurso extraordinario para que la revea la Corte Suprema de Justicia de la Nación– y en las entidades agropecuarias.

 

Esta polémica ha derivado en la posibilidad que el Gobierno provincial salde la controversia mediante la vía de un decreto en función del vacío legal sobre la problemática planteada y que la decisión judicial no conforma a los intereses que se ven afectados.

 

En este sentido, la Secretaría de la Producción ya llevó adelante un primer encuentro con entidades profesionales y representantes de los gremios rurales para que aporten elementos para elaborar una reglamentación. Según trascendió, la idea es sacar la normativa lo más urgente posible.

 

Prácticas

 

La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) fue invitada a participar de este espacio por el secretario de la Producción, Álvaro Gabás. Por la unidad académica concurrieron los responsables de cátedra de Terapéutica Vegetal y Legislación Agraria. Y en diálogo con Carlos Enrique Roque Toledo, de Terapéutica Vegetal, detalló sobre las recomendaciones aportadas y en base a qué criterios fueron elaboradas.

 

El docente señaló que llevaron un documento que fue elaborado siguiendo estudios y documentos elaborados recientemente por el ex Ministerio de Agroindustria de la Nación. Y en cuanto a los límites para la fumigación en áreas sensibles, como lo son donde se encuentran las escuelas, apuntó sería adecuado se restrinja en 100 metros en caso de realizarlas de forma terrestre y en 200 metros si es aérea. Además, esta restricción debería estar acompañada de una serie de “buenas prácticas agronómicas” en las que se encuentra el acompañamiento de un profesional, un receta adecuada, que las aspersiones se efectúen fuera del horario escolar y con condiciones meteorológicas en las que el viento y la humedad no afecten.

 

“En el caso de las escuelas se tienen que hacer todo lo que dice la Ley 6.549 de Plaguicidas. Es decir hacer una receta agronómica, avisar con 48 horas de anticipación en el destacamento policial o en la Municipalidad más próxima del lote que se va a tratar. En el caso de lotes cercanos a escuelas rurales también dar copia de la receta al responsable de la institución educativa, y el otro aspecto es hacer el trabajo en contra turno o los fines de semana, de modo de garantizar que no haya ni personal ni alumnos en el momento que se haga el tratamiento”.

 

–¿Este tipo de recomendaciones está vigente en un protocolo de aplicación?

–No. La Ley de Plaguicidas habla de casas y caseríos. No habla expresamente de escuelas rurales, que es lo que justamente motivó el fallo judicial. El juez dice que se ve afectada la salud de las personas, entonces pone una prohibición de 1.000 y 3.000 metros. Bueno, lo que se plantea, lo que se pide también al Gobierno es que cuide la salud de las personas. En este contexto es que decimos que utilizando las buenas prácticas agrícolas, que están perfectamente establecidas en el documento de Agroindustria, plantear una distancia de 100 metros para máquinas terrestres y 200 metros para pulverizaciones aéreas, a contra turno, con presencia de un profesional en el momento del tratamiento, con presentación de receta agronómica, con 48 horas de anticipación, con copia de la receta para a la autoridad de la escuela y hacerlo con las mejores condiciones. Es decir sin viento contra la escuela, temperatura, humedad y velocidad del viento adecuada.

 

–¿Qué variables se han tenido en cuenta para fijar esta distancias mínimas?

–El Ministerio de Agroindustria con algunas entidades vienen desarrollando algunas demostraciones en distintos lugares del país, llevan más de treinta. Se convoca a productores, vecinos, funcionarios, legisladores, y se hacen pasadas con máquinas terrestres y en avión a distintas distancias. Se utilizan tarjetas sensibles amarillas para medir el impacto de las pulverizaciones que viran de color cuando alguna gotita las toca. Con estas tarjetas se han hechos esta determinaciones donde en la mayoría de los casos la deriva posible no supera los 30 metros. Entonces ese es uno de los fundamentos que se plantea de 100 metros, para que no haya duda que no va a llegar algún tipo de deriva que afecte a los chicos. Además, con información de distintos lugares del mundo. No hay en ningún lado distancias de 1.000 metros como las que se quiere poner; 3.000 ni hablar. En algunos lugares, en la mayoría de los países europeos, no hay distancia. Sí hay control estricto de las buenas prácticas. En Gran Bretaña, Alemania y Francia incluso hay lotes a cinco metros donde se hacen aplicaciones, pero por supuesto muy controladas y con profesionales. Nosotros decimos que necesitamos llegar a profesionalizar ese personal. Por eso estamos haciendo capacitaciones para los aplicadores, tratando que la gente vinculada se vaya capacitando, adoptando la última tecnología, de modo de garantizar que se los tratamientos sirvan para lo que está previsto: controlar las plagas de los cultivos y que no tenga ningún tipo de impacto, ni en el ambiente, ni en la comunidad.

 

 

De la Redacción de ERA Verde