La tala de monte nativo está prohibida por ley en Entre Ríos, pero aprovechando el sigilo del aislamiento social por la cuarentena, episodios de desmontes desaprensivos se repiten en distintos puntos de la provincia. Esta vez, a metros del paso de la balsa de Villa Urquiza, departamento Paraná, vecinos de la zona se encuentran preocupados por una serie de asaltos focalizados a campos donde extraen valiosos ejemplares arbóreos que tendrían como fin la venta a una empresa de muebles.

 

Ángela Restano tiene un pequeño monte nativo casi intacto. En una superficie de 17 hectáreas, a unos 1.500 metros por el camino que va hacia Villa Urquiza tras el paso por la balsa desde Paraná, conserva un lugar pleno de árboles autóctonos. Algunos, calcula, tienen más de 150 años. Los tienen allí como un santuario que le recuerda a sus ancestros, y donde incluso a pesar de los pedidos de quienes quieren cazar, no deja ingresar a nadie. Allí, en julio pasado, un familiar le advirtió que le habían entrado en su propiedad y le robaron varios algarrobos. Los eligieron, los cortaron –a los más añosos– y se los llevaron en un camión, según delatan las huellas dejadas en el lugar. Ángela realizó la exposición policial en la comisaría y dio aviso al municipio, para dar con los responsables. En diálogo con ERA Verde sugiere que hay indicios firmes sobre la identidad de quiénes se trata, pero nada se hace al respecto.

 

Este episodio, que en principio podría pensarse que fue aislado, se repitió varias veces, según comenzó a enterarse Ángela ayer cuando unos vecinos la contactaron para decirle que les había sucedido lo mismo que a ella. Sin permiso, con motosierras en mano, ladrones ingresaron en unos campos privados para talar específicamente algarrobos. También habrían hecho lo mismo con algunos especímenes que se encontraban sobre el camino que lleva a la Villa, sobre el espacio público.

 

De acuerdo a testimonios que se van sumando, otro de los pobladores contó que comenzó a realizar averiguaciones y los saqueadores de algarrobos serían lugareños de las inmediaciones que perpetrarían el hecho con fines comerciales, para venderlos a una mueblería que demanda ese tipo de madera.

 

“La gente está asustada”, plantea Ángela. “Están bajando los árboles y está prohibido cortar los algarrobos en la Argentina”, reitera en un pedido para que se conozca la situación y ponerle un freno. “Son árboles preciosos que no los voy a recuperar nunca más”, dice en su clamor por sensibilizar a las autoridades para que eviten se sigan perdiendo “estos mágicos y maravillosos algarrobos entrerrianos”.

 

De la Redacción de ERA Verde