Un investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en la sede del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Paraná desarrolló un equipo para medir la concentración de agroquímicos en el aire. Es el primero de este tipo fabricado en la Argentina, posee una tecnología más robusta y cuesta la mitad que los dispositivos que suelen importarse, se destacó. En diálogo con ERA Verde, Manuel Hadad señaló que “esta herramienta nos ayudará a definir las distancias de seguridad que permitan aplicar los fitosanitarios con seguridad de no impactar sobre el ambiente y las personas”.

 

Oro Verde es una localidad situada a 10 kilómetros de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos. Cuenta con 6.000 habitantes, en gran parte estudiantes que se alojan para cursar estudios superiores en las Facultades radicadas allí. Oro Verde fue noticia en 2019 cuando estudios científicos detectaron que en la ciudad se respiraba glifosato, luego de detectarse partículas de este veneno en la atmósfera. Se registró en varios momentos del año, tanto en el área rural como en ejido poblado, lo que desencadenó una serie de reclamos por la aspersión con pesticidas en los campos cercanos. Si bien el reclamo logró la sanción de una ordenanza que prohibió las aplicaciones aéreas y restringió las terrestres, un estudio realizado por la investigadora Mariela Seehaus, de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná (EEA) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), halló la presencia de glifosato en el aire de esa localidad.

 

En esa ocasión, la investigadora se encontró con un problema: Para poder continuar con las mediciones y diagnosticar el problema con mayor precisión necesitaba un equipo de monitoreo que no se fabricaba en el país y que era difícil importar por su alto costo. Sin embargo, como la ciencia siempre es un trabajo en equipo, en esa búsqueda apareció Manuel Hadad, un ingeniero químico que venía trabajando en el desarrollo de dispositivos para monitoreo ambiental y propuso diseñar el equipo que ella necesitaba.

 

De esta manera, Hadad comenzó a trabajar en el INTA Paraná y, después de unos años, desarrolló AR-PUF, el primer equipo para monitoreo de pesticidas en aire fabricado en la Argentina. “Cuesta la mitad que uno importado pero además tiene una tecnología más robusta. Los materiales son mejores y el motor dura mucho más. El primer equipo ya está finalizado y este año estuvimos haciendo pruebas en campo. Ahora estoy trabajando en digitalizar los servicios para garantizar la trazabilidad”, contó Hadad a Agencia TSS de la Universidad Nacional de San Martín.

 

En diálogo con ERA Verde, Hadad comentó que el proyecto surgió a partir de su experiencia laboral como inspector de Ambiente o controlador Ambiental. “Mi trabajo era realizar tomar muestras y realizar mediciones en aire, suelo, agua y residuos para cuantificar si había algún tipo de sustancia extraña o perjudicial para la salud. Viví casi toda mi vida en el interior y con el tiempo me fui interesando en el sector agropecuario. Empecé a ver que había muchos conflictos por el uso de fitosanitarios. Me di cuenta que podía sumar mi experiencia para controlar y minimizar el impacto que pudieran tener estas sustancias en el ambiente y en la salud. Siempre me preocupó mucho más el agua. En 2020, me reuní de manera virtual con la  doctora ingeniera agrónoma Carolina Sasal y la magister Mariela Seehaus, del Departamento de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA Paraná. Ellas estaban llevando a cabo investigación sobre los pesticidas en el aire y requerían un equipo de medición que no podía importarse por su alto costo. Les propuse fabricar un equipo similar en Argentina y unos meses después lo envié a Oro Verde”.

En Oro Verde se respira glifosato

DETALLES

 

Hadad es ingeniero es becario doctoral en el INTA y creador de ARsense, un emprendimiento dedicado a fabricar equipos para monitoreo de contaminantes ambientales. Hace unas semanas, el desarrollo para monitoreo de pesticidas obtuvo la Distinción Franco-Argentina en Innovación 2022, en la categoría Junior. Además, fue finalista en el Concurso IB50K, un certamen organizado por el Instituto Balseiro que premia planes de negocio de base tecnológica.

 

“Mi trabajo es todo lo que tiene que ver con la parte técnica. Yo venía con la idea de desarrollar un equipo de monitoreo y el INTA, que necesitaba el dispositivo para realizar mediciones más precisas, me ayudó a potenciarla”, indica el investigador. El equipo permite tomar muestras de aire representativas, estandarizadas y repetibles para detectar la presencia de pesticidas en concentraciones de hasta 0,03 nanogramos por metro cúbico.

 

El dispositivo está fabricado en acero inoxidable, mide alrededor de 1,60 metro y pesa unos 30 kilos. Tiene capacidad para detectar hasta 25 pesticidas distintos y utiliza el método EPA, que posee validez internacional. Para tomar las muestras, los investigadores solo tienen que colocar el equipo en un campo (ellos lo probaron en Oro Verde) y programarlo para recolectar mediciones durante 24 horas.

 

Al otro día, retiran las muestras y las llevan a analizar al laboratorio. Para ello, utilizan una serie de técnicas desarrolladas por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que sirven para medir la concentración de pesticidas en matrices complejas. El equipo está pensado para utilizarse tanto en épocas de aplicación como en las que no se aplica ningún fitosanitario. Esto permite monitorear la persistencia de esos compuestos a lo largo de un determinado periodo de tiempo.

APORTE

 

Respecto a la contribución al debate por el uso de agroquímicos en la actividad productiva, el desarrollador expresó a ERA Verde que “el objetivo de los equipos para monitoreo de pesticidas es tomar muestras representativas, estandarizadas y repetibles de aire ambiente para evaluar la presencia de estas sustancias. Los resultados obtenidos son trazables y pueden tener validez legal, ya que están basados en técnicas validadas a nivel internacional. Se trata de herramientas que no existían en el mercado argentino, por su elevado costo de importación.  Esta herramienta nos ayudará a definir las distancias de seguridad que permitan aplicar los fitosanitarios con seguridad de no impactar sobre el ambiente y las personas”.

 

En otro orden agregó que “actualmente, muchos municipios han delimitado áreas de distancia de seguridad para la aplicación de agroquímicos. Esas áreas están basadas en criterios precautorios ambientales pero con este equipo se podría calcular el riesgo de forma más precisa”, señaló sobre los posibles usos del AR-PUF.

 

En los próximos meses, los investigadores continuarán con la recolección de muestras y la idea es poder hacer un ensayo a mayor escala para seguir ajustando parámetros. La unidad que ya está fabricada quedará en el INTA pero el ingeniero apunta a poder consolidar una empresa de base tecnológica para continuar con la fabricación de estos equipos.

 

“Me gustaría avanzar hacia una empresa que pueda brindar un puesto de trabajo a los ingenieros e ingenieras que se forman en la Facultad de Oro Verde (perteneciente a la Universidad Nacional de Entre Ríos). Yo solo no podría realizar todo el trabajo pero si logro posicionar una empresa que pueda tomar gente que sale con esas capacidades, sería ideal”, finalizó Hadad.

 

 

 

Con información de Nadia Luna– Agencia TSS y Prensa Conicet Santa Fe.

De la Redacción de ERA Verde

 

Manuel Hadad, becario de Conicet en el INTA Paraná y Mariela Seehaus.