Una integrante de la entidad Ecoguay de la ciudad de Gualeguay se encontraba alimentando mascotas abandonas en cercanías de un establecimiento que funciona como coto de caza cuando fue increpada por quien sería un administrador, denunció en diálogo con ERA Verde. La proteccionista sospecha que su presencia alteró a quién sería encargado del servicio que funciona en la estancia Santa Rosa porque a lo lejos se escuchaban disparos de armas de fuego que presumiblemente tenían origen en la caza de patos que estaban efectuando cuando es una práctica que fue prohibida recientemente por la Justicia. “Es terrible la impunidad; siguen cazando”, expresó la protectora de animales.

 

El hecho ocurrió el domingo 10 de julio, en las afueras de la ciudad de Gualeguay, en el camino que lleva a la ciudad de Victoria, en inmediaciones del ingreso al establecimiento Santa Rosa, ubicado a pocos kilómetros al oeste del centro urbano de la mencionada localidad.  Ana Ardaiz, junto con otros integrantes de Ecoguay se encontraban en su tarea de rescatar mascotas abandonadas en el área suburbana. Concretamente iban detrás de un pequeño gato negro que no había sido podido atrapara para curar y dar en adopción, y escapaba cada vez que se le acercaban. “Entonces íbamos y le dejamos comida y agua”, cuenta en diálogo con ERA Verde la proteccionista. “Pero en esa oportunidad no lo pudimos ver. “Entonces bajé del auto como todos los domingos y escuché tiros. Pero como mi foco estaba en el gato, lo desestimé, porque pensé ‘está prohibida la caza’. Continué buscando el gatito. Entonces me arrimé a la puerta de la estancia para ver si no tenía noticias del gatito con alguno de los encargados del que arrienda en el lugar, de Piaggio hermanos. Toqué timbre y mientras esperaba que vinieran, aparece una chata (camioneta) grandota una (Renault) Duster plateada y se baja una persona con una remera tipo zafarí, con camuflaje verde claro. Y este hombre se bajó que me dice ‘dejame de hinchar las pelotas’. Entonces le contestó: ‘qué le pasa, no sé quién sos vos’. Y me responde ‘no te hagás la loca, me tenés cansado’. Le respondo ‘no te reconozco, no sé quién sos vos. Estoy buscando un gatito negro que estaba en la alameda de la banquina’. Y me dice: ‘te miré por las cámaras que entraste al campo y estabas investigando’. No podía creer. Escuchaba y no lo podía creer, y me volvió a repetir lo mismo. Entonces me voy para atrás y me fui. Fue ahí cuando me acordé por la camioneta que podría ser Carlos Pradal. Estaba con otras personas. Salió enseguida derrapando la camioneta”. La mujer cree que la cosa no pasó a mayores porque estaba acompañada por otras personas y decidió subirse a su auto y alejarse, mientras el agresor también transportaba a otro sujetos. “Iba con otras personas que van ahí cerca del río Gualeguay y dicen que cazan palomas, pero son patos los que cazan”, acusó Ardaiz. La proteccionista aludió a un incidente anterior, y expresó su temor. “Es terrible la impunidad; siguen cazando”, denunció.

 

Al trascender el hecho, las entidades que promovieron la anulación de la resolución que habilitaba la caza menor de especies autóctonas en Entre Ríos, expresaron su preocupación ante el hecho. El Centro para el Estudio y Defensa de las Aves Silvestres (Ceydas), apunto que el mencionado coto de caza “trae cazadores extranjeros a cazar patos, perdices y palomas y está ubicado en el Establecimiento Santa Rosa próximo a la localidad de Gualeguay. Este establecimiento seguiría funcionando a pesar de la reciente prohibición de la caza. La mujer agredida radicó la denuncia”, contó.

La Justicia prohibió la caza menor en Entre Ríos

Desde la entidad se destacó que ante la agresión se radicó la denuncia en la Jefatura Departamental de Policía de Gualeguay, mencionando la situación en donde la mujer escuchó tiros del interior del coto que provenían de la costa del río Gualeguay por lo cual “estarían cazando patos”. Finalmente, mencionó que a pesar de la prohibición, el coto seguiría trabajando y “este señor estaba a la expectativa a ver si alguien los iba a controlar”, conjeturó.

 

Por su parte, la abogada de la ONG Conciencia Animal, Cecilia Domínguez, expresó su preocupación ante el hecho porque “a pesar de la sentencia dictada por el juez de Cámara, la cual anuló la Resolución 1099/22, es evidente que los cotos de caza siguen operando con total impunidad como si se encontraran ajenos al cumplimiento de la resolución judicial”.

 

 

De la Redacción de ERA Verde