Luego del devastador incendio en el islote ubicado frente a la Costanera de la Paraná, un grupo de biólogos de distintas universidades que estudia la “ecología de la restauración” en los humedales realizó un relevamiento a campo. También integrantes de Fundación Eco Urbano y la Unidad de Vinculación Ecologista efectuaron una recorrida de reconocimiento. “El escenario es dantesco”, se describió a ERA Verde sobre un territorio que se estima alcanzó más del 70% de la superficie. “El fuego ha devorado todo esto”, contó Luis Cosita Romero.
Organizaciones sociales, ambientales y científicas comenzaron a realizar evaluaciones del sobre el impacto del fuego desatado el fin de semana pasado en la Isla Puente, frente a las costas de la capital entrerriana. Este jueves, un equipo con integrantes de la Fundación Eco Urbano, la Unidad de Vinculación Ecologista de la Fundación La Hendija, junto con baqueanos del río integrantes de Cuidadores de la Casa Común realizó una recorrida sobre el lugar donde el fuego arrasó buena parte de la superficie de la isla.
En diálogo con ERA Verde, Luis Cosita Romero luego de estar en el lugar señaló: “La verdad que es un dolor un hecho que un área de más de 120 hectáreas haya sido arrasada por el fuego, en más del 70 por ciento. Hemos visto cómo el fuego ha arrasado con todo lo que es vida. La mayoría de los árboles pequeños murieron, no ha quedado nada, solamente cenizas, huecos de algunas cuevas de sapos o algún roedor. Hemos visto fauna muerta, culebras, bichos que no pudieron huir porque el fuego avanzó rápido y no les dio tiempo por la distancia. El fuego ha devorado todo esto y lo que no vemos: Una cantidad de insectos que desaparecieron, que no sabemos el daño que ha causado”, describió.
Para el hombre del río, fue una pena ver lo que quedó. “Me duele que quien lo haya hecho, es una persona enferma, un pirómano, es tal vez una hipótesis, porque se han quemado islas donde hay producción de ganado y estas dos islas se estaban salvando. El Islote Curupí tuvo dos intentos de incendios el año pasado y la salvamos. Ahora en esta situación de sequía y de calor extremo, con todas las condiciones, puede ser un lugar que algún vivo quiera sacado ventaja de esto o hacer daño”, planteó.
Romero señala que la isla puente este un lugar donde algunos lotes pertenece a privados, pero también donde algunas ONG como Eco Urbano y la UVE llevan adelante tareas con compromiso ambiental, así como es un “refugio de la gente que trabaja en el río”.
“Se arruinó un territorio hermoso”, se lamentó. “La desaparición de fauna en el valle fluvial es aterrorizadora en los últimos dos años. Tenemos 3,2 millones de hectáreas y se han quemado más de un millón y medio de hectáreas. Es desolador”, dijo apenado.
EVALUACIÓN CIENTÍFICA
“A 48 horas de los incendios en la isla Puente, volvimos a contar los cadáveres”, comentó el reconocido biólogo Rafaél Lajmanovich. El docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), integra un equipo junto a de pares de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Este grupo investiga desde hace un tiempo los efectos de los incendios en el suelo, flora y fauna de los humedales del río Paraná, y ya cuenta con trabajos al respecto.
En este orden, indicó que “en busca de conocer los efectos del fuego” en la Isla Puente, concurrieron autoconvocados al lugar junto Bomberos Voluntarios y ciudadanos interesados para efectuar los primeros registros de flora y fauna hallados entre las cenizas, para dar cuenta del “impacto en los humedales” y estudiar la restauración ecológica en estos ecosistemas vitales afectados por el fuego”, se indicó.
“Los humedales que están ardiendo en todo el Litoral; hace más de un año y medio”, recordaron, al tiempo que observaron que son “quemas para fines extractivitas, incendios intencionales y ‘accidentales’”, señalaron. El “fuego (se ha) extendido por la extrema sequía que se traduce en un masivo ecocidio y un enorme impacto para el ambiente. Nuestros reservorios de agua, aire y vida arden y ardemos con ellos”, reflexionaron. “Gracias a los que unen fuerzas para apagar las llamas tanto del fuego como del modelo extractivista que nos envenena cada vez más y acabará por dejarnos sin agua que beber ni aire que respirar”.
FOTOS: Eco Urbano – UVE
De la Redacción de ERA Verde