Pescadores deportivos de la ciudad de La Paz denunciaron la extracción indiscriminada de surubíes en esa zona del río Paraná. En días donde tradicionalmente se consume más pescados, se ha observado el accionar desaprensivo en la explotación ictícola. También la falta total de controles, el escaso acompañamiento a las familias que viven del río y “un tire y afloje” entre el municipio y la Provincia para hacerse cargo de la situación. No hubo respuestas de la Dirección de Fiscalización de la Secretaría de la Producción a las consultas de ERA Verde.

 

“Pasas todos los años en La Paz. En el último tiempo teníamos la ‘dicha’ que no estaba saliendo surubí, pero ahora como está saliendo, y le están dando con todo”, grafica una persona oriunda de la esa ciudad, con gran conocimiento de la vida cercana al río, para describir la situación que por estos días sucede en el norte provincial.

 

Sucede que esta especie muy preciada para el consumo tiene una veda para su captura que va del 15 de agosto al 15 de marzo. Luego de esta fecha, sólo se permite para subsistencia o de tipo artesanal, la que en los hechos “se vende en palenque al público” de forma directa, “no para vender a acopiadores o frigoríficos”, se explicó desde la Asociación de Pescadores Deportivos del Litoral (APDL), desde donde se denuncia  que en La Paz dos acopiadores –conocidos, con nombre y apellido– reciben cientos de surubíes cada jornada.

 

“El tema de siempre son los controles, volvemos a lo mismo: a la ausencia del Estado en todo esto. Provincia y municipio, ninguno de los dos cumple; la Provincia dice que es territorio municipal, y la Municipalidad dice que como lo recaudado por los permisos de pesca no es coparticipable, va a la Provincia y no vuelve, por lo tanto es potestad de la Provincia. Entonces estamos en un tire y afloje que nadie se hace cargo de nada”, se planteó críticamente del accionar oficial.  Y se reitera: “No se pueden vender a los acopiadores”, quienes reciben las capturas que se hacen en una zona conocida como debajo de “El Mexicano”, 10 kilómetros aguas debajo de La Paz, a mitad de camino a Santa Elena. También se llevan ejemplares que se pescan sobre arroyo Espinillo, aguas debajo de donde desemboca el río Guayquiraró.

 

En la orilla

 

“Todos los días llegan canoas con surubíes de entre 18 y 20 kilos”, comentó un integrante de APDL La Paz. Al público, se calculó, se vende el kilo de surubí entre $600 y $700. En la canoa, otra especie buscada, el dorado, se paga entre $450 y $500 el kilo. Lo que representa que cada pescador comercial “disfrazado” de artesanal se lleve unos $10.000 por día, se estimó.

 

Estos valores también evidencian el trasfondo social complejo, ya que los trabajadores artesanales del río, acuciados por la situación económica, recurren a esta época para explotar al máximo su oficio en detrimento del cuidado del recurso.

 

“Es la época en el año que aprovechan pero hacen desastre y van a matar todo lo que se les cruce. Encuentran un cardumen y los pescan más allá que luego lo puedan o no vender”, reconocen desde la APDL. Entonces se puede calcular que cada grupo familiar que se dedica a estas faenas, en época de Semana Santa puede tener ingreso por unos $100.000.

 

“Hay que buscarle la vuelta para que los pescadores artesanales tengan un trabajo digno, porque la pesca tampoco es algo rentable hoy por hoy. En nuestras ciudades ribereñas, siempre hubo pescadores artesanales, pero tenemos que convivir sin la matanza. Hay muchas cosas que se pueden trabajar si el Estado estuviera presente”, se reflexiona desde la entidad de pescadores deportivos.

 

Finalmente, otra situación que se planteó con esta problemática es que en la pesca indiscriminada se extraen las variedades de surubíes sin discriminar. En los márgenes permitidos se puede pescar el Surubí común (Pseudoplatystoma coruscans), pero está prohibido en todas su formas el Surubí Atigrado (Pseudoplatystoma fasciatum), sobre el cual no se hace distinción y del que carece de una legislación específica, se indicó desde la APDL.

 

Foto: Diario La Paz.

De la Redacción de ERA Verde