Se trata de un insecto popularmente conocido como “chinche de encaje” o “mosquilla del jacarandá”. Es de la familia de los Tingidae y que se alimenta de plantas: Perfora las hojas y absorben la sabia hasta secarla. Su comportamiento agresivo contra los jacarandás está asociado a ciclos de baja precipitaciones, como en 2014 y 2017, cuando también fue un dolor de cabeza. Ahora se ha visto ejemplares severamente atacados en la capital entrerriana; en calle San Lorenzo, al lado del shopping; sobre Malvinas, en la vereda del Jardín de Infantes de Escuela Del Centenario y también en los alrededores del monumento al general Justo José de Urquiza. El docente especializado en forestales, Pablo Aceñolaza, comentó a ERA Verde que los ataques de estas chinches se focalizan en ciertos individuos que pueden dejar los de alrededores sin ser afectados, por lo cual se plantea como estrategia reemplazar a los árboles enfermos para detener la expansión, evitar posibles daños y, a largo plazo, realizar una forestación con ejemplares jóvenes intercalándolos con otro tipo de especies que no son vulnerables.
Paraná se caracteriza por contar con un vistoso arbolado urbano. Lapachos, tipas y jacarandás son árboles emblemáticos del paisaje urbano. Si bien este último no es nativo específicamente de Entre Ríos –sí lo es del norte de Argentina– su presencia se extiende en todas las ciudades y puebla espacios públicos como plazas y en Paraná caracteriza al Parque Urquiza. Pero los jacarandás (Jacaranda mimosifolia) en la capital entrerriana están en peligro por la chinche de encaje.
“Esta plaga apareció en la zona hace aproximadamente unos 10 años y ha tenido un comportamiento cíclico. Hay años en donde ocurre lo que está ocurriendo este año, con una invasión y un ataque muy importante. Hay años que prácticamente no está presente o no se alcanza a anotar. Este comportamiento cíclico es típico en la naturaleza y en los insectos mismos ocurre. Un ejemplo visto, con el mosquito del Dengue. También en la chicharrita del sorgo y el maíz, donde hay años que hacen tragos y hay años que prácticamente no hace nada. Bueno, lo mismo ocurre con este insecto”, comenta en diálogo con ERA Verde el docente de Forestales de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Pablo Aceñolaza.
El último registro de preocupación por la “chinche de encaje” en Paraná data de 2017, antes en 2014 y, en 2020, fue un gran preocupación en Ciudad de Buenos Aires. El hecho es que este insecto desfolia los jacarandás que ataca. “Cuando el árbol está con hoja en el verano –porque el jacarandá es caducifolio, pierde la hoja en el invierno–, y hace fotosíntesis, crece y acumula reservas, es cuando este insecto ataca y produce una defoliación. Esto hace una pérdida de hojas, una pérdida de capacidad fotosintética, por lo tanto, influye muy negativamente en la salud del individuo y los termina matando. Se ha observado sobre todo en aquellos individuos más grandes, que son los que tienen mayor recurrencia de ese tipo de defoliación. A tal punto llega que, algunos individuos son atacados y sus vecinos, uno que está al lado, no le pasa absolutamente nada o tiene un ataque mucho menor. Esto produce que los atacados con el tiempo mueran los árboles. Este comportamiento ha hecho que se repiensen las estrategias de plantación”, explicó el especialista forestal.
ÁRBOL URBANO
Los jacarandás se encuentran en localidades de toda la provincia. Están en los espacios públicos “por su belleza, por su facilidad de cultivo y plantación, por su nobleza como árbol, porque da una buena sombra y tiene lindas flores, no tiene mayores problemas sanitarios, se ha plantado en todo el mundo. En la provincia se ha plantado en todas las ciudades como árbol de alineación, es decir como árbol que se plantan a lo largo de las calles o en las plazas, así como también se ha asilvestrado. Esto es que se puede encontrar en muchas partes como este individuos o grupos individuos que aparecen solitos. Las barrancas del Paraná es uno de esos lugares”, comentó Aceñolaza a ERA Verde sobre las características de su presencia.
El especialista apunto que, en el caso se Paraná, se ha observado que “son árboles que están desde hace 30, 40, 50 años”, por lo cual sus “afectaciones (por la chinque) son mucho más riesgosas, por al ser individuos añejos quedan muy desmejorados en su calidad fitosanitaria, con posibilidades de caída y peligro para el transeúnte, autos y la infraestructura edilicia. Entonces lo que se hace normalmente con esto con estas plagas es trazar estrategias a largo plazo. Tratar de ir reemplazando o disminuyendo su número de las especies que tienen esta esta plaga, manteniendo poblaciones más jóvenes. Ya no tener en un lugar muy abundantes especies, sino contar con muchas especies de pocos individuos (de jacarandá) distribuidos en los arbolados urbanos. La estrategia a largo plazo es trabajar el reemplazo con jacarandas más jóvenes, no su eliminación como individuo, porque a el monumento a Urquiza con los jacaranda a su alrededor es una belleza. Y esto no es una cuestión de falta de mantenimiento, es por esta plaga. A corto plazo, los individuos muy afectados en su estructura, que se observen ahuecamientos y pudriciones, hay que retirarlos y reemplazarlos. Es una estrategia ya de contención del riesgo para evitar un daño. En el caso de algunos muy emblemáticos, que en Paraná diría no existen prácticamente, se puede usar un sistema químico, pero que es muy caro y sólo es para una remediación momentánea del problema porque no genera inmunidad”, describió finalmente sobre las alternativas.
De la Redacción de ERA Verde