La primera necesidad que tuve al leer la defensa de la Fiscalía de Estado de Entre Ríos en sus fundamentos del recurso de apelación presentado contra la Sentencia dictada en los Autos «Foro Ecologista de Paraná y Otra c/ Superior Gobierno de la Provincia de Entre Ríos y Otros s/ Acción de Amparo, Expediente 10711», fue volver a escuchar y contemplar esta obra de arte que desde la maravillosa música pretende defender el ártico frente al cambio climático.

 

 

La defensa del Gobierno de la Provincia es un Memorial Político, que no tiene desperdicio como texto de confesiones ahora sí asumidas:

 

Ahora se advierte que es necesario dialogar entre todos los sectores.

 

Ahora se advierte que todas los ministerios, secretarías, direcciones, universidades, peritos, etc, etc, deben aportar sus saberes científicos y sus otros saberes -nosotros decimos los populares- para promover un intercambio nutritivo.

 

Ahora se reconoce que es un tema que seriamente el Sr. Fiscal estudiará, porque el señor Gobernador así se lo solicitó. Pero necesitan tiempo, parecería que ayer asumieron la función de gobernar y lo vienen haciendo desde, por lo menos, más de tres períodos. En verdad, desde que dos personajes, llamados Felipe Solá y Carlos Saul Menem, aprobaron esta realidad que nos asfixia, sin estudios de impacto ambiental y en la salud, de ninguna naturaleza.

 

Ahora se afirma que aplicar la sentencia que dispone plazos al Estado para cumplir con políticas serias, preventivas, sustentables, etc, implicaría no producir más o hacer inviable la productividad transgénica de la provincia y sus productores. Así la provincia se torna improductiva, se afirma en el memorial de agravios oficial.

 

El análisis político oficial se consolida en el pensamiento único que impone un solo modo de producir, que no es posible otro u otros modelos. Que la diversidad en el hacer es inexistente, que lo único viable es lo vigente: monocultivo y agroquímicos, la plena y automatizada simplificación que en dos décadas va vaciando de justicia social el campo y mostrando el avance de los señores feudales de los fideicomisos sojeros.

 

Ahora nos enseñan a interpretar los principios de prevención y precaución, mientras mueren seres humanos y miles de otras especies. Más aún, poco o nada se dice de los otros principios vinculados al gradualismo que nunca aplicaron, o sobre la equidad intergeneracional y el desarrollo de los indicadores de sustentabilidad del modelo agrario vigente que ordena desplegar la constitución provincial reformada.

 

Ahora dicen que el tiempo del proceso judicial no les resulta suficiente para producir las pruebas. Y no dicen nada de todo el tiempo perdido, por décadas, sin impulsarlas desde las áreas competentes del Estado, frente a procesos sociales y académicos que desde hace más de dos décadas vienen denunciando este despropósito.

 

Ahora, con la presión invalorable y angustiante de la acción judicial, convocan al diálogo «técnico» –que ahora sí, parece, resulta vital-, sea en salud, en contaminación de suelos y aguas, o en relación a la diversidad biológica, incluida las de los seres humanos.

 

Ahora, podríamos decir, entonces, que el marco institucional a esta convocatoria oficial al diálogo, en realidad debería ser el Consejo Económico y Social, como también el Defensor del Pueblo de la Provincia, con las herramientas de la mediación social e institucional. Pero todos los gobiernos negaron poner en acción estos dos espacios democráticos por excelencia, desde hace 10 años, a partir de la sanción de la nueva Constitución Provincial.

 

Más aún, en el año 2004, quedó firme una sentencia1 que sostenía la declaración de la emergencia ambiental del monte nativo, como un acuerdo judicial para construir políticas activas de preservación de nuestros montes y de sustentabilidad de la diversidad productiva. Nada, absolutamente nada se realizó. Y el negacionismo se llevó al infierno los montes nativos de casi toda la provincia, como al exilio urbano a miles de pequeños productores y trabajadores agrarios con todas sus familias. El mismo color político de gobierno en la Provincia, muchos de los mismos personajes que ahora se reciclan en esta capacidad de mirar para otro lado, hasta que una acción judicial intenta poner las cosas donde corresponde.

 

La política productiva de estos gobiernos es la política de las mega-corporaciones del agronegocio. No es otra, todo lo demás parece cuento. Esta misma defensa la puede firmar el ahora Secretario de  Agricultura de la Nación, o quién la firma en representación del Fiscal de Estado y el Gobierno. Nada cambia, representan la agenda voraz de esta zona de sacrificio de Sudamérica. Así la defensa, son lo mismo, una agenda compartida y la negación de una crisis socioambiental gigante.

 

Entonces ahora sí es vital, para la sustentabilidad de nuestros ecosistemas y sus gentes, comprender que el suelo cumple no solo una función productiva sino también social, y decimos aún más y vitalmente para todos los reinos de vida, una función ambiental.

 

Ahora lo volvemos a exponer desde la ecología política, pero lo acordamos básicamente los entrerrianos como un pacto cívico, como un abrazo de concertación democrática en la convención constituyente cuando se aprobó el texto del nuevo artículo 85 que en dos de sus párrafos determina: » El agua es un recurso natural, colectivo y esencial para el desarrollo integral de las personas y la perdurabilidad de los ecosistemas. El acceso al agua saludable, potable y su saneamiento es un derecho humano fundamental. Se asegura a todos los habitantes la continua disponibilidad del recurso”. Y más adelante concluye, inapelable: » El suelo es un recurso natural y permanente de trabajo, producción y desarrollo. El Estado fomenta su preservación y recuperación, procura evitar la pérdida de fertilidad, degradación y erosión, y regula el empleo de las tecnologías de aplicación para un adecuado cumplimiento de su función social, ambiental y económica».

 

Para algunos vivos, los límites los pone el mercado que solo ellos conocen, gestionan, participan. Para otros los límites los pone el dejar hacer, dejar pasar. Es decir, no hacer nada, total, el tiempo transcurre. Para otros, donde nos sentimos parte activa, los límites los pone el estado democrático en el ejercicio equilibrado de sus tres poderes. Pero cuando los dos poderes que deben, no lo hacen, es el poder judicial el que debe determinar los límites, de lo contrario, el primero, es decir el mercado de unos pocos, todo lo resuelve, todo lo decide. Así la democracia formal y negacionista juega al límite de su propia y básica sustentabilidad, porque de derechos humanos y equidad intergeneracional se trata.

 

Y es así, como lo dice la sentencia, es una cuestión ahora de límites, pero ya hace años, demasiados, dos documentos lo habían sentenciado: «Los límites del crecimiento», y «La primavera silenciosa». No cito sus autores, es mejor que los constructores de la defensa oficial puedan solicitar los textos a sus peritos que «ahora» necesitan mucho tiempo para estudiarlos y mucho más, casi eternos para transformarlo en políticas, planes y proyectos de gestión.

 

En las escuelas rurales, como en toda la provincia, la primavera de la juventud y los reinos de vida, resulta ser cada vez más silenciosa, quizás como el ártico en esta crisis de civilización que Ludovico Einaudi pretende defender desde su maravilloso arte.

 

En esta provincia, como en todo el país, necesitamos que sí «ahora»  la Justicia escriba una música en sus sentencias, que pueda ordenar límites y acciones a los representantes de los poderes democráticos, para frenar este delirio que nos está enfermando muy probablemente a todos.

 

Hace unos pocos meses el señor Gobernador de la Provincia Gustavo Bordet expresó “En estos 100 años hago un profundo homenaje a todos los maestros rurales por la tarea que hacen todos los días, y hacen Patria…».

 

De esto se trata, por eso la defensa es una enorme contradicción, porque el gremio docente con una organización ecologista que nos prestigia, quieren seguir trabajando dignamente y ejerciendo la ética del cuidado de los niños y las futuras generaciones para que puedan estudiar y permanecer en sus tierras y con sus familias, honrando la vida y con ella sus diversidades cultural, productiva y biológica de todos los otros seres que la constituyen y cohabitan.

 

 

Jorge Oscar Daneri

Abogado

 

 

(1) «Verzeñassi Sergio Daniel y Oros c/Superior Gobierno de la Provincia de Entre Ríos S/ Acción de Amparo Ambiental”. Causa Número 37161, Junio 2004.