El diputado nacional, ex Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, estuvo en Entre Ríos para dar una conferencia sobre la “Transición energética, generación distribuida y energías renovables”. El legislador trazó un estado de situación sobre del calentamiento global y cómo sumarse al plan que se necesita llevar a cabo para bajar la temperatura del planeta.
La charla de Villalonga se dio en oportunidad del II Encuentro Nacional de Biogás llevado adelante en octubre pasado en Cerrito. El legislador porteño por Cambiemos, ex director Político en Argentina de la entidad ambientalista internacional, disertó sobre energías alternativas. Actualmente es uno de los referentes políticos más empapados en la temática y que lo ha llevado a ser autor de la Ley 27.424 Nacional de Generación Distribuida de Energías Renovables aprobada a fines de 2017 en el Congreso Nacional, de la cual se espera una pronta reglamentación.
Villalonga sostuvo actualmente ya se transita una transición energética. “Nos referimos a una mutación completa a nivel global, de cada país, y a nivel regional. No estamos hablando ya de la aparición de algunos nuevos actores dentro de las energías renovables como puede ser el biogás. No es una cuestión de diversificación de la matriz energética; estamos ante la necesidad de un cambio radical de una matriz hacia otra. Esto es muy importante”, planteo para comenzar a hablar de los supuestos básicos desde el que se pueda trazar un panorama.
Otro acuerdo del que propuso partir es entender que si bien algunas tecnologías de energías renovables cuentan con “niveles de competitividad muy altos, y con una capacidad disruptiva –que genera cambios bruscos y que se retroalimenta con otros desarrollos–, este cambio lleva implícito la necesidad de acelerar este proceso”.
Y para poder incorporar necesidad urgente de ejecutar cambios concretos que permitan bajar la temperatura del plante, dijo, es clave visualizar el problema desde la ciencia del clima. “Esto es física y química, y la política va a tener que entender o administrar todo esto. Lo más importante a nivel política global que ocurrió en los últimos años en esta materia es el Acuerdo de París (firmado en 2016). Es importante por varias razones, pero lo principal es que se le puso número al objetivo climático por el cual va a trabajar la comunidad internacional durante los próximos años. Y dice que vamos a trabajar que la temperatura media del planeta, que ya aumentó 1°, que ese aumento debe ir más de 2° centígrados, y que se deben hacer todos los esfuerzos para estar cercano a 1,5° C. Hablar de 2°C en un instrumento legalmente vinculante (para los 97 países firmantes) tiene implicancias enormes a nivel político, económico, social”, afirmó.
Efecto en números
El diputado nacional entendió relevante que el Acuerdo de París defina metas con valores y números lo que los climatólogos han analizado en sus estimaciones, y uno de ellos es la cantidad de gases de efecto invernadero que podrían estar presentes en la atmósfera de modo tal que no provoquen un aumento de 2° de la temperatura global. En este sentido aclaro que la presencia del dióxido de carbono en la atmósfera entre otros, forma parte de la naturaleza del planeta. Ahora bien, esta presencia en la atmósfera está calculada en 350 partes por millón sin la intervención de hombre. Y la intervención se da básicamente con la quema de combustibles fósiles: gas, petróleo, carbón. Con esta combustión se incorpora dióxido de carbono que estaba “debajo de la tierra” y se inyecta a la atmósfera. “Esa sumatoria de gases, principalmente dióxido de carbono, está amplificando la suba del efecto invernadero y de la temperatura. Cuando tenemos esta proporción se puede estimar el máximo de concentración de gases de efecto invernadero que podemos incorporar a la atmósfera, y que en número es 2.900 gigatoneladas. Estos son los números que maneja la ciencia y están incorporados en el Acuerdo de París”, destacó.
“De esas 2.900 gigatoneldas que se pueden emitir, el cálculo que se hizo en 2013 es que desde 1870 cuando se produce la Revolución Industrial hasta 2011 ya se emitieron 1.900 gigatoneladas de dióxido de carbono. Osea que nos quedaban 1.000 gigatoneladas si no queremos excedernos en los 2º C en la temperatura (que para el año 2016 se estimaba que quedaban 800). Esto se suele llamar el Presupuesto de Carbono: lo que tenemos para gastar manteniendo la temperatura no más de 2ºC. Estamos emitiendo 40 gigatoneladas de CO2 por año. Si continuáramos emitiendo como hasta ahora, si la mantenemos estables –porque la curva va en aumento–, en 20 años agotaríamos es presupuesto que tenemos de CO2. Entonces como todo presupuesto, la pregunta es cómo vamos a gastar el presupuesto de carbono. Desde aquí surgen las trayectorias de cómo deben ser las emisiones de ahora en más. Y surgen curvas de proyección en las cuales las emisiones se estabilizan y luego comiencen a decrecer”, describió.
Entre las proyecciones que se manejan desde el campo científico, en base a la capacidad de planeta de recibir dióxido de carbono con las limitaciones impuestas en la suba de la temperatura media global, Villalonga detalló que “una curva planteaba para 2016 un disminución lo más suave posible, y era la económicamente más efectiva, con menor costo, que llegaba a cero emisiones en 2045. Eso ya no ocurrió. En otra proyección se plantea que en 2020 se podía comenzar a disminuir las emisiones y llegar antes del 2040”. El margen disminuye, planteó, ya que se están efectuando más emisiones de las previstas y queda menos tiempo para llegar al límite propuesto para las emisiones cero. “Si nos atrasamos más en comenzar a ahorrar y decrecer, otra partida es 2025, la curva es mucho más pronunciada y deberíamos llegar a cero en 2037. Y si nos demoramos más, las curvas son imposibles de realizar”, admitió.
“Hay una curva posible, con un presupuesto de carbono amplio, optimista, arrancando desde 2020 con un ahorro, llegamos al 2050 con cero emisiones. Es decir prácticamente cero quemas de combustibles fósiles, de gas, de carbón, o líquidos del petróleo. Cero de emisiones netas. Y si hay algún uso de hidrocarburos, tendríamos que compensar esas emisiones con sumideros o absorción de dióxido de carbono. Esto habla del tiempo que tenemos. La conclusión es que la política puede decir muchas cosas, pasas con mis colegas y pasa también en el mundo. La política no asumió con total claridad y contundencia esto que está en el Acuerdo de París: no tenemos más de 30 años para cerrar la era del petróleo. Claro que no se terminó; en este caso aparece una restricción que no es el agotamiento del recurso si no de la capacidad de la atmósfera de absorber y administrar la cantidad de emisiones que estamos inyectando”, aseveró.
Preocupa hasta en Davos
En relación a las consecuencias para la vida que puede tener no poder mitigar la emisión de gases que producen el efecto invernadero y por ende se desacelere la suba de temperatura en el planeta, el legislador graficó que cuando se habla de cambio climático y las consecuencias representa un impacto severo en los ecosistemas del planeta. “Eso significa que va a impactar sobre lo que nos suministra agua y alimentos. Esta es la urgencia que tenemos. Y lo tenemos que hacer en tres décadas. La cantidad de hidrocarburos que se utiliza a nivel global es del 81% de toda la energía que consume el mundo. En Argentina es el 87%. En tres décadas tenemos que reemplazar esto por fuentes no emisora de carbono. Esta es la magnitud”, indicó. Y “si no lo entendemos de esta manera, por supuesto vamos a estar haciendo cosas de buena voluntad, que van en la dirección correcta, que contribuyen sin dudas a la solución, pero que no van a estar a la altura del desafío. Tal cual como van las cosas, vamos a un aumento de 3° a 4° C. Eso es un desastre”, alertó.
En relación al campo en donde hoy se desenvuelve, evaluó que el mundo de la política “trata hoy de entender lo que está pasando”, y ya habla de comenzar a reducir las emisiones para 2020. “El secretario general de las Naciones Unidas dijo en septiembre pasado que ‘Si no cambiamos el rumbo para el 2020 corremos el riesgo de perder el punto en el que podemos entrar en el cambio climático desbocado, descontrolado, con consecuencias desastrosas para todas las personas y todos los sistemas naturales que nos sostienen’. Esto que plantea el secretario General de la ONU incluso es tomado por el mundo de negocios, el Foro de Davos ya se ha hecho eco de esto”, apuntó.
Últimos partes
“El 8 de octubre pasado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) presentó un nuevo informe que se encargó hace un par de años para revisar y definir qué implica mantener la meta de no aumentar en más de 1,5° la media de temperatura global. Personalmente creo que es bastante difícil”, comentó Villalonga, para citar que en el comunicado de prensa que se emitió en la oportunidad directamente se plantea que evitar el calentamiento global se “requerirá de cambios rápidos, amplios y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”.
Sobre esta análisis de la situación y de necesidades, expuso que el “cambio no es solamente tecnológico. Porque va a significar drásticos cambios en cómo producimos y consumimos las energía, pero también en muchas otras áreas. La agricultura, la movilidad; aspectos que tienen que ver con lo tecnológico pero también con las conductas y el cómo administramos los recursos y el consumo”.
Volviendo al informe del IPPC publicado en octubre, en donde se retoma las curvas de proyección para bajar las emisiones de dióxido de carbono, hizo notar que se plantea reducir a cero emisiones netas hacia el año 2050. “Y pasar a emisiones negativas a partir de la segunda mitad del siglo. Esto último significa compensar las emisiones de principio de siglo con absorciones de dióxido de carbono. Y esto es mucho más que reforestar; esto es pensar en propuestas e iniciativas muy riesgosas que están dentro de la geoingeniería como fertilizar los océanos e intervenciones a gran escala en los ecosistemas para acelerar el proceso de absorción de CO2. Son todos proyectos que está en el terreno de las hipótesis y que no está nada probado”, admitió.
Por último, regresando al terreno de la política, propuso que es el espacio donde se tienen que operar, en función de la física y la química. “Y claro que hay que producir biogás, el uso eficiente de los recursos, claro que hay que hacer energía eólica y solar. Pero no sólo hay que hacerlo, hay que hacer mucho y muy rápido”.
De la Redacción de ERA Verde