“La historia de Carmen es un poco triste, teniendo en cuenta cómo comenzó”, comenta Victoria sobre la cachorra de zorra que estuvo al cuidado de su familia. Llegó al hogar que habita en Villa Elisa, en el departamento Colón, luego que Bruno, el papá de Eugenia y Simón, la encontrara bajo el acecho de unos caranchos. Las rapaces volaban en círculos sobre le cuerpo sin vida de su madre. A días de haber nacido, sin que nadie la cuidara, la zorrita no hubiera sobrevivido. Una vez en la casa, le dieron todos los cuidados que pudieron, comentaron a ERA Verde. Pero “se trataba nada más y nada menos que de un animal silvestre”, contó sobre la situación que tuvo que enfrentar. Es por eso que comenzaron a buscar un modo que regresara a la naturaleza. A pesar que los niños se encariñaron con el animal, pudieron superar la tentación de caer en el mascotismo y se contactaron con el guardaparque provincial Jaime Borda, de la Reserva Arroyo Perucho Verna, quien trasladó a Carmen a un área protegida en Villaguay para poder completar su readaptación.

“Entre los viajes por trabajo de Bruno, mi pareja, encontró a Carmen sola, luego de haber encontrado a su mamá muerta. Y la verdad que fue ‘gracias’ a unos caranchos que le andaban a la vuelta. De otra forma quizás no hubiese sido fácil encontrarla, era muy chiquita”, comenta Victoria sobre cómo comenzó la historia de la zorrita que estuvo a la guarda de su casa de Villa Elisa, en el departamento Colón.

 

“La trajo a casa y enseguida la vieron mis nenes se enamoraron. Eugenia –de 6 años– y Simón –de 2–, le armaron una cama con una caja y unas mantas que ellos usaban para jugar. Mi reacción fue, sinceramente, una mezcla de sentimientos. Era una bebé y a la vez un potencial problema a futuro. Se trataba nada más y nada menos que de un animal silvestre. Viviendo en una granja, con pollos y gallinero mi corazón iba desde la ternura a la ansiedad de que iba a pasar”, confiesa en su testimonio al que accedió ERA Verde.

“Y ¿cómo iba a cuidarla? Pasé de ver esos animales de lejos a tener uno bebé en mi casa.  Carmen, así la bautizamos, llegó un domingo, por lo cual no tenía a quien acudir. Tenía leche de vaca en la heladera, pero pensé que quizás podía caerle pesado. Entonces en la desesperación de que su pancita no esté vacía lo mezcle con agua en igual medida y, una vez tibia, le empecé a ofrecer. Al principio mucho no quería, pero intentaba que, aunque sea, un poco lo tome”.

 

PEREGRINAR

 

“Al día siguiente –continúa Victoria–, la llevé con las veterinarias que siempre atienden a mis mascotas. Me ofrecieron perrolac, un suplemento lácteo para perros cachorros como alternativa. Ya que no viene algo así para un zorro. Para mi sorpresa Carmen se adaptó enseguida. Ahí fue cuando entre varios intentos de comunicarme con alguien que pueda auxiliarme, entre publicaciones y pedidos de ayuda, me pasaron el contacto del guardaparque Jaime Borda. La respuesta fue inmediata, me explicó que mientras la alimentaba con suplemento, se encargaría de conseguir un lugar donde Carmen pueda crecer como corresponde. Solo quedaban por delante unos días más en las que me convertiría en su mamá sustituta”, explicó.

En estos días, Carmen fue creciendo de manera impresionante, se testimonió a ERA Verde. “Fue increíble el cambio físico que tuvo y las actitudes que empezó a tener en relación a su especie. Jugaba con mis mascotas y con nosotros también, pero sin dejar ese lado salvaje que tiraba sin culpa. Y claro que sería así, su naturaleza estaba empezando a asomar. Los juegos no eran para que los niños estén mucho tiempo porque sus mordidas son más filosas que las de un cachorro normal. Sin mencionar que no le gustaba que la cargoseen mucho, se escondía enseguida”, apuntó.

 

DESPEDIDA

 

En su última semana con la familia de San José, la alimentación Carmen ya había incorporado carne. “Me atrevería a decir que una vez que se acostumbró ya no quiso más su leche.  En la última noche nos entró un poco de angustia- No queríamos que se vaya. Pero no podíamos quitarle más tiempo en su adaptación a la nueva vida que iba que tener y que, en realidad, era la que le correspondía”, expresó Victoria sobre sus sentimientos encontrados. “Le, y nos, regalamos muchos abrazos, de los que permitía, de mí, sobre todo. Deseándole de corazón que la vida empiece a tratarla mejor y que le dé así una nueva oportunidad”.

 

Luego de casi un mes al cuidado de Victoria, Bruno, Eugenia y Simón, la cachorro de zorra fue retirada por el guardaparque provincial Jaime Borda que trasladó al animal hasta la Reserva “La Chinita” de Villaguay. La familia agradeció así al brigadista que orientó, guio y puso “a Carmen en un lugar seguro para ella. Se lo agradecemos de todo corazón a él y a los trabajadores de la Reserva La Chinita por darle un lugar. Al guardafauna Paul Zaragoza por cuidar a nuestra Carmen. Hasta que nos volvamos a ver”, finalizó su emotivo relato Victoria.

Fotos e imágenes. Gentileza Jaime Borda

De la Reacción de ERA Verde