Con un innovador proyecto de construcción de un Centro Polifuncional Recreativo Educativo para la reserva municipal “Los Teros”, de la localidad de San José, departamento Colón, Virginia Lisette Varela obtuvo su graduación como arquitecta en la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU). La idea fue elaborada a partir de un intercambio con la comunidad del área natural bajo el concepto de dotar de una infraestructura en armonía con el entorno. “San José necesita afianzar el carácter de sostenibilidad”, dice la profesional en diálogo con ERA Verde, y señala que “este proyecto le ofrece la oportunidad de reforzarlo; reposiciona y destaca a la ciudad dentro del departamento y la región”, al tiempo que apuntala la ciudad “como destino turístico sustentable, a la vez que se defienden los servicios ambientales que presta para la zona”, afirmó.

“Taity” es el nombre en lengua guaraní que lleva el proyecto del conjunto de espacios arquitectónico diseñados por Virginia Lisette Varela. Se trata de una propuesta académica para obtener en grado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU. La idea se plantea como una “alternativa metodológica, proyectual, programática y constructiva para abordar áreas protegidas en el municipio de San José”, describió la arquitecta en charla con ERA Verde.

El significado de “Taity” es nido, guarida, madriguera y hormiguero, y en parte esto se propone el diseño, que prevé una recepción, oficinas, vivero, refugio, huertas, buffet y sanitarios para visitantes, así como una feria y sala de interpretación con espacio para charlas y talleres. “Es una propuesta de alternativas metodológicas, proyectuales, programáticas y constructivas para abordar áreas protegidas”, comenta Lisette Varela, aunque se planteó situada en el municipio de San José, en la Reserva Educativa “Los Teros” como “una estrategia de reposicionamiento de la ciudad dentro de la región”. Es así que el Centro Polifuncional “propone articular usos educativos, sociales y comerciales para favorecer al desarrollo barrial y al apuntalamiento de San José como destino turístico sustentable, al mismo tiempo que propugna por la conservación de los recursos medioambientales que presta la zona, a la vez que se defienden los servicios ambientales que presta para la zona”, agrega la profesional.

En cuanto a cómo se dio el proceso, la arquitecta contó que “el proyecto sólo puede entenderse mediante las múltiples escalas, dimensiones y actores que lo componen, como una red de interrelaciones y refleja el proceso de investigación y técnicas como entrevistas, focus group, y feedback constante con profesionales, estudiantes de diferentes áreas del conocimiento y vecinos. San José necesita afianzar el carácter de sostenibilidad buscado, y este proyecto le ofrece la oportunidad de reforzarlo. Reposiciona y destaca a la ciudad dentro del departamento y la región, en materia de equipamientos recreativos educativos para el goce de la comunidad, en la medida que se prevén pulmones verdes ante el descontrolado crecimiento urbano”, razona.
DETALLES
Sobre la idea para planificar de obra, el bosquejo apunta a poder usar un sector que no afecte el entorno natural. En un primer momento se plantea la construcción la recepción, oficina, espacio para vivero de nativas y estacionamiento. “Representa la materialización del ‘punto de partida’ del proyecto. El espacio-refugio base para los empleados para trabajar en la organización y recopilación de datos de la reserva, y para atención de visitantes”. Luego se podría avanzar en buffet, sanitarios, huertas y feria, incorporando un “primer corredor para armado de feria en planta baja”. Se pasaría después a edificar una sala de interpretación, sala de proyecciones, áreas destinada a charlas y talleres, con expansión de la feria y campamento flotante. “La construcción del campamento se plantea como una actividad cooperativa, donde, con previa capacitación, pueden participar organizaciones de voluntariado, como los custodios del territorio, scouts, guardaparques, entre otros”.

Como materiales se plantea bases de hormigón en las columnas y solados, con entramado de vigas metálicas y en planta alta un piso entablonado de madera, donde se alberguen domos de madera, “la forma más eficiente por excelencia en bioarquitectura.
Y en cuanto al financiamiento, se propone buscar en entidades y programas que aportan a proyectos sustentables y de promoción de acciones de protección ambiental. “Es importante aclarar que la reserva necesita infraestructura según las normas específicas y que el diseño es escalable y ajustable a nuevas posibilidades programáticas. Desde el punto de vista de su concreción se puede decir que la realización por etapas colabora con los procesos de financiamiento. Algunos elementos programáticos como el campamento, el buffet y el vivero, contribuirán a solventar gastos y recuperar inversiones de equipamiento, mientras se va produciendo el financiarlo mediante programas o entidades como se ha supuesto. Este escalonamiento acompaña los procesos de capacitación del personal, es decir, el capital humano crece con el proyecto”, apuntó Lisette Varela.
ARQUITECTURA ECOSISTÉMICA

–¿En qué puede aportar a la arquitectura de áreas protegidas este proyecto?
–La idea del proyecto se desarrolla especialmente sobre territorios declarados bajo alguna categoría de conservación que carecen o no cuentan con una infraestructura adecuada. En este caso es La Reserva Los Teros, que se encuentra en un área periférica de la ciudad, articulando el entorno natural con el urbano.
Es necesario generar alternativas arquitectónicas para abordar estas áreas, ya que la forma tradicional de proyectar en las ciudades se ha tornado perjudicial para el medio ambiente. Es fundamental tener en cuenta los factores climáticos y ecosistémicos, para que la arquitectura acompañe o permita la fluidez de los procesos naturales.

–¿Qué expectativas tenés sobre la recepción y proyección de tu trabajo?
–Es un trabajo meramente académico, pero espero que pueda aportar de alguna manera a visibilizar las problemáticas ambientales y urbanas que surgen por la falta de regulación, control y seguimiento del territorio sanjosesino, así como en muchas o casi todas las ciudades de la región. Pienso que lo más importante a la hora de hacer arquitectura, es que surja de las necesidades reales de una comunidad, y se integre a los habitantes y posibles usuarios en los procesos proyectuales. De esta manera, el resultado físico del espacio diseñado, va a ser el más adecuado a la realidad del lugar. Este proyecto fue muy elogiado por el jurado el día de la presentación final y para mí fue una sorpresa; obtuvo un 10. Tenía demasiado material y pensé que me bajarían la nota por excederme del tiempo de exposición (risas).

Por todo esto quisiera agradecer a mi familia, amistades, profesionales que colaboraron, en especial al arquitecto Guillermo Tella, de la Universidad Sarmiento, quien me ofreció publicar el proyecto en la revista Armar la ciudad de la Licenciatura en Urbanismo. Otro agradecimiento especial a las personas vinculadas a la Reserva Los Teros, entre ellas a Jaime Borda y Marta Genoud, que siempre estuvieron ahí para todas las dudas y consultas, y les tengo particular estima ya que fueron profesores míos en los últimos años de secundaria en la Escuela Nº 10 Juan B. Alberdi, que ahora custodia de la reserva. Y gracias a ERA Verde –cuyo sitio consulté varias veces por información y noticias de la reserva– por difundir estas temáticas que nos competen a todas las personas.

Imágenes: Gentileza Virginia Lisette Varela
De la Redacción de ERA Verde
