Para este 30 de octubre, ciudadanos autoconvocados de Paraná invitan a una jornada de discusión sobre los cambios en el Código Urbano que impulsa la Municipalidad de Paraná para la zona comprendida en el distrito UR6, que abarca Bajada Grande. El borrador de ordenanza permitiría proyectos de departamentos de 18 pisos y es por eso que los vecinos quieren discutir el modelo de desarrollo inmobiliario para el sector. En diálogo con ERA Verde, señalaron que de avanzar la iniciativa que potencia los negocios de las constructoras se pondría en peligro unas 2.500 hectáreas de humedales que se encuentran sobre la costa. Invitan por eso a un encuentro para “reflexionar cómo los paranaenses habitamos los espacios públicos y el acceso al río”.
Para este 30 de octubre, a partir de las 16.00, autoconvocados del barrio Bajada Grande de Paraná, invitan participar de un “encuentro ciudadano” para “pensar y debatir temas que hacen a al interés de todos los paranaenses ya que involucran nuestro patrimonio natural y a nuestra idiosincrasia como habitantes de una ciudad ribereña”. En concreto se trata de dar a conocer los alcances y consecuencias que tendría la modificación del Código Urbano, ordenanza Nº 8.563, cuyo borrador ya comenzó a circular la Subsecretaría de Planeamiento Urbano de la Municipalidad de Paraná. Los cambios apuntan al distrito UR6, ampliando sus dominios y tomando un sector de la costa que hasta ahora se encuentra en el distrito UR8, desde Puerto Viejo hasta avenida Estrada y avenida Larramendi, y permitiría edificios de alto de hasta 45 metros. El encuentro será en los miradores que tiene la Playa de Bajada Grande.
En el documento para la discusión, los Autoconvocados de Bajada Grande plantean que la iniciativa surgió a partir de conocerse la propuesta de modificación del Código Urbano, y también por el conflicto suscitado por la edificación de dos torres, de 10 y 15 pisos, aprobados por la Municipalidad, sobre avenida Estrada.
Se trata de crear “una voz ciudadana”, contó en diálogo con ERA Verde Sebastián Ríos, integrante del colectivo vecinal. “Es algo que faltaba y es algo que reclamábamos, porque nos enteramos de todo esto con los súper hormigones y los edificios ya armados de para dónde va creciendo la ciudad. Esto nos puso muy mal y es por eso que estamos armando esta movida», explicó.
Se trata de “sumar esfuerzos y voluntades para presentarnos ante el Concejo Deliberante y tratar de frenar amigablemente esto”, agregó Liliana Barezzi, vecina “nacida y criada” en el lugar, remarcó. Barezzi planteó serios reparos a las modificaciones que se quieren llevar adelante desde la comuna sin que estén involucrados los habitantes del barrio. Además, observó que en el proyecto de modificación del Código Urbano nada dice sobre las 2.500 hectáreas que componen los Humedales del Oeste de la ciudad, “que son un verdadero pulmón de la ciudad”. La vecina cargó sobre la promoción del negocio inmobiliario sin planificación, en un sector que de acentuarse la concentración de torres podrían “eclosionar el sistema sanitario, el paisaje y todos los servicios públicos”, ya que tampoco se menciona la llegada de cloacas y extensión de agua potable. Recordó que en Bajada Grande una cuarta parte de las familias no poseen acceso a la red, y que no quieren llegar a vivir la situación de violencia surgida en el conflicto por la tala de calle Racedo: “No podemos llegar a eso; no queremos ser Nordelta”, graficó sobre el exclusivo barrio privado asentado en los humedales del partido de Tigre, en provincia de Buenos Aires.
Barezzi instó a reflexionar sobre “cómo los paranaenses habitamos los espacios públicos y el acceso al río”, y abogó por una “equidad urbana”, ya que los fastuosos edificios en marcha están diseñados para clases acomodadas sin poner atención a cómo puede llegar la vivienda social a una zona que paulatinamente ha sido empobrecida. “¿El paranaense no mira a Bajada Grande, no mira el río?”, se preguntó para contrastar la extendida mirada “romantizada” que muchos tienen sobre ese sector inigualable de la ciudad.
DEFINICIONES
En el escrito dado a conocer por los autoconvocados, se ratifica que el proyecto de modificación del Código Urbano “fue elaborado por el municipio sin la debida participación ciudadana, imprescindible por tratarse de un área que concentra valores esenciales desde el punto de vista históricos, culturales, sociales, paisajísticos y ambientales, entre otros, propios de su condición de ciudad ribereña y del acervo de sus habitantes”.
Asimismo, consideran que “en dicha modificación priman los intereses de las inversiones privadas, apropiándose del paisaje que pertenece a todos los paranaenses. Esta situación nos llevó a hacernos varias preguntas y decidimos compartirlas con el conjunto de la sociedad, instituciones, asociaciones, colegios profesionales, vecinales y demás actores que vivimos y hacemos la ciudad”.
Si bien entiende que existe una denominada “crisis de expansión” del estudio “Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles” realizado por la Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que sirvió de base para el borrador de ordenanza, plantean que “se debe planificar dicha expansión de la trama urbana más sostenible y sustentable. Pero, para que esto sea realmente así, debemos abordar el tema de manera integral tomando en cuenta todos estos aspectos con el mismo nivel de importancia para que el desarrollo de la ciudad se de manera amigable con el entorno e inclusivo con el ciudadano. No pretendemos frenar el desarrollo, si no hacerlo de una mejor manera. Estamos convencidos de que la sociedad en su conjunto tiene que formar parte activa en la planificación de la ciudad en queremos vivir y lucharemos por ello”.
Los vecinos destacan que “el río y sus paisajes son el patrimonio natural más importante de Paraná, por eso necesitamos una planificación a largo plazo, coordinada y con consenso para preservar el bien común. Teniendo una visión global de urbanizaciones formales e informales, vías de circulación, usos recreativos y turísticos, servicios, transporte y paseos por el río. En ese aspecto, uno de los lugares más desconocidos de Paraná y que, paradójicamente, es el ecosistema más cercano a ella, es el humedal de Bajada Grande el que ha sido obviado de todo tipo de análisis de impacto ambiental para el caso de que se construyesen complejos habitacionales de gran escala. La protección mediante una legislación municipal, provincial y nacional es urgente para evitar cualquier tipo de construcciones de enormes proporciones”.
INTERROGANTES
Al cierre del documento admiten que la “ciudad ha cambiado mucho con el tiempo, de forma anárquica con ocupaciones irregulares e inversiones privadas y en ese proceso hemos ido perdiendo la mayor parte de los accesos públicos al río, ¿es eso lo que queremos?”, interrogan, para afirmar que “el balcón natural al río debe ser de uso público y no privilegio de unos pocos”.
Y para finalizar, dejan planteadas una serie de preguntas para tratar de encontrar respuestas el 30 de octubre en el encuentro:
-¿Cómo habitamos nuestra ciudad?
– ¿Quién decide cómo accedemos y disfrutamos de los espacios verdes?
– Los paranaenses ¿somos realmente partícipes de las políticas al momento de autorizar grandes construcciones en la ciudad?
– ¿Con qué mecanismos de participación contamos?
– En vista de las construcciones de calle Estrada ¿qué valor se le da a la naturaleza, al paisaje?
– ¿Por qué los paranaenses nos vamos quedando sin acceso al río?
– ¿Cómo convive el progreso con el paisaje?
– ¿La única forma de densificar es a través del modelo torres?
– ¿Cómo evitar un colapso de servicios, accesos y vías de comunicación?
– ¿Cómo mantener valor de Ciudad Paisaje?
– ¿Cómo solucionar el problema de acceso de la vivienda de la gente que habita estas tierras desde antaño? ¿hay algún plan de viviendas sociales?
– ¿Es posible proyectar una urbanización que respete corredores paisajísticos, con escalonamiento de alturas, o un sector de torres que no sea en la primera línea del frente costero, evitando una cortina de edificios que nos tapen la vista al río?
– En el caso de las torres ya aprobadas (aunque dicha aprobación sea en base al código vigente)
– ¿No debería obtener también el consenso social teniendo en cuenta que esto modificaría el paisaje generando un gran impacto en la vida de todos?
– ¿No podemos repensar y cuestionar las decisiones del municipio si nos damos cuenta que esto nos perjudica a futuro?
– ¿No puede ser esta una oportunidad para que entre todos repensemos el modelo de ciudad que queremos y así participar en conjunto en la toma de decisiones de las normativas y proyectos que nos acerquen a ella?
De la Redacción de ERA Verde