Daniela Verzeñassi, arquitecta y referente del Foro Ecologista Paraná, dialogó con ERA Verde. Lo hizo desde su experiencia personal marcada de forma profunda por la militancia ambiental y su profesión. La charla fue sobre las ciudades que habitamos. Desde un nuevo paradigma invita a pensar reconstruir las condiciones de bio-habitabilidad. También la participación e integración del conjunto de los vecinos en los territorios que habitan fue otro punto nodal que señaló para avanzar hacia ciudades más amenas entre el diseño urbanístico y la naturaleza. Balance y enseñanzas de la lucha contra la tala de árboles en calle Racedo.

 

–¿Qué fue lo que te motivó a introducirte en las luchas ambientales? ¿Cómo relacionas tu profesión con la actividad militante?

–Lo que dio origen a mi militancia ambiental fue mi militancia política partidaria. No; tampoco está bien decirlo de esa manera. Yo tengo una historia de militancia política partidaria desde bastante pequeña y, estando ahí, en el partido, es que empezamos a leer distinta bibliografía que, por esas cosas de la vida, nos había llegado sobre temas ambientales. Lo que estaba pasando, sobre distintos autores con miradas desde lo que pasaba en nuestro territorio y también de lo que estaba pasando a nivel planetario. Y así fue que, justo cuando producto de estar teniendo estas miradas diferentes sobre lo que desde nuestras perspectivas debiera ser el andar de la política en estos nuevos tiempos que corrían, te estoy hablando del año ‘94, ‘95, aparece el proyecto de intento de represamiento del Paraná Medio. Empezamos a trabajar ahí y cuando termina toda esta lucha, resistencia, contra el intento de represamiento del río, es que creamos el Foro Ecologista de Paraná, que es la organización en la cual hoy estoy.

Mechado a eso empiezo la carrera de Arquitectura y con ella a encontrarme con algunas bibliografías. No porque me la hayan dado en la Facultad, si no porque empiezo a buscar material vinculado con lo que venía trayendo. En esas búsquedas a través del urbanismo y demás, es que accedí a bibliografía más que nada en lo que refiere a mirar a las ciudades desde otro lugar y eso terminó en mi militancia ambiental, encontrando ahí el espacio desde mi perspectiva y mi experiencia de vida.

 

–Ante los nuevos modelos de ciudad que se presentan en la provincia, diseñados por lo que se denomina extractivismo urbano, donde prima la cementación indiscriminada ¿Cuál es el rol de los arquitectos en la discusión?

–Creo que esto no es un tema de los arquitectos. Ese ha sido uno de los errores que nos ha llevado a este colapso urbanístico: que la palabra autorizada sea la de los arquitectos. Creo que acá el problema es que no ha habido una mirada desde las distintas disciplinas actuando de manera conjunta, no desde la interdisciplinariedad si no desde lo transversal.

Me parece que el desafío a futuro es poder construir espacios, desde las instituciones públicas hasta nuestros movimientos y demás, que creo que en eso el movimiento socioambiental ha tenido una avanzada, donde los temas se aborden desde una mirada compleja, sistémica, más holística y no tan lineal de cada disciplina. El problema que hemos tenido es la falta de otras profesiones, otras disciplinas abordando el tema de los diseños de las ciudades y hoy se le suma que quienes están marcando las agendas del hacer dentro de las ciudades, de parte de los gobiernos, es el mercado inmobiliario. Afirmo esto por lo que está a la vista, no por lo que yo siento, al menos en nuestras ciudades. Quienes van marcando la línea son las necesidades de negocios económicos y no las verdaderas necesidades de las poblaciones.

«…en Paraná, aplicar esa cuadrícula ha negado las condiciones propias de la geografía de la ciudad, por eso es que de golpe aparece un arroyo y el arroyo es tomado como un obstáculo».

–¿Pensas que como son diseñadas las ciudades actualmente se responde a un parámetro que integra a las mayorías que las habitan?

–No, por lo que hablábamos anteriormente. El diseño de nuestras ciudades se remonta a las Leyes de Indias. Desde ahí ya vemos el pensamiento, el paradigma desde donde se han venido construyendo y urbanizando los territorios. Primero, no hemos sido capaces de ponerle un freno a eso y repensar las trazas de nuestros territorios urbanos; eso para arrancar, porque el tema de la cuadrícula viene de, imaginate, 500 años “respondiendo al mandato del Rey”, lo cual es terrible. Terrible para nosotros como sociedad no habernos dado el tiempo y la oportunidad para poder repensar estas cuestiones, ¿por qué seguimos aplicando un formato que tiene esa historia por detrás?

 

Esa lógica es la que impera todavía hoy sobre el hacer en nuestros territorios y es lo que ha marcado el error. Por ejemplo, en Paraná, aplicar esa cuadrícula ha negado las condiciones propias de la geografía de la ciudad, por eso es que de golpe aparece un arroyo y el arroyo es tomado como un obstáculo. Esta es la idea de que todos aquellos elementos, por ponerle un nombre, elementos naturales, que aparecen en el camino de esta traza, en vez de ser una oportunidad para repensarla y acompañar esa geografía pasa a ser un obstáculo.

 

Hay muchos ejemplos en el mundo donde no aplican una grilla o cuadrícula, si no que al contrario, van respetando la geografía del territorio para poder a partir de ella definir cómo construir, y no al revés. Algo totalmente distinto a estar detrás de un escritorio y, desde ahí, actuar sin importar lo que hay.

 

Son las cosas que debemos poner sobre la mesa y, por lo menos, generar el espacio para reflexionarlo. Ya lo estamos haciendo en los espacios de educación ambiental. Yo he participado como docente del perfeccionamiento en educación ambiental del CGE (Consejo General de Educación) hacia docentes y de estas cosas charlamos. Pero no somos nosotros ni los docentes los que decidimos, si no quienes están hoy decidiendo sobre nosotros en el gobierno. Justamente ahora con la Ley Yolanda (1), que se empieza a implementar (la formación integral en ambiente), me parece que es una oportunidad que tenemos, esto de la formación desde el saber ambiental de todos quienes están en los espacios públicos tomando decisiones sobre el futuro de la vida de nosotros.

 

–¿Qué consecuencias pensas que puede dejar en el conjunto de la población este tipo de ciudades?

–Las consecuencias no son solamente por este tipo de planificación, es un conjunto de distintas variables que hacen que tengamos impactos sociales, ambientales, culturales y económicos en el territorio, pero no es solamente por la planificación de la ciudad. Esto es un ida y vuelta, la degradación del espacio, del territorio, genera degradación social y también viceversa. Cuando tenemos una sociedad donde hay marginalidades culturales, sociales y demás, eso también termina teniendo su correlato en la degradación ambiental de los territorios. En esto no podemos decir ¿cuál es primero?, los dos se acompañan. Cuando pasa uno, pasa el otro y cuando pasa el otro, pasa el contrario. No hay posibilidad de poder hablar de un territorio ambientalmente destruido con una población socialmente estable y en buenas condiciones.

 

A esto hoy lo vemos en ciudades como las nuestras con la cantidad de problemas que tenemos en distintos lugares de la ciudad. No solamente hablando de los espacios marginados dentro de la ciudad y de las poblaciones marginadas, tenemos problemas generales que van desde: la contaminación por quema de basura, la falta de agua, hasta problemas respiratorios. Se toman decisiones como mantener la utilización de la brosa para la consolidación de las calles de nuestra ciudad (que se complica en los días de lluvia si hay tierra) y no se evalúa el impacto que eso ha generado en la población. Hace veinte años atrás se hablaba que Paraná tenía 30.000 enfermos respiratorios por culpa de la brosa. Veinte años después seguimos teniendo como política de gobierno, para resolver el problema que tienen y reclaman legítimamente los vecinos sobre la accesibilidad a sus viviendas, la misma política.

 

No se tiene esta mirada que hablábamos anteriormente de lo ambiental; lo ambiental no es hablar del pajarito y el árbol, es hablar de la salud nuestra y de la salud de los ecosistemas. Si la salud de los ecosistemas está dañada, nuestra salud está dañada. Estamos tomando decisiones que desde un lugar pueden resolver un problema, pero en realidad generan uno mayor como es el daño a la salud de la población.

 

Ciudades, públicas y políticas

 

–¿Qué lugar pensás que tienen los espacios públicos en este tipo de planificación de las ciudades y cómo pensás que a futuro pueden llegar a ser afectados por lo que venís comentando?

–Una cosa es hablar de Paraná, por nombrar la ciudad donde vivimos, otra cosa es hablar de ciudades como, por ejemplo, Rosario, donde los espacios públicos están jerarquizados. Hay una mirada política diferente sobre el significado que tiene el espacio público y uno lo ve en las intervenciones que hace el Estado sobre esos lugares. No es lo mismo dejar en un barrio –no importa de qué zona de la ciudad estemos hablando– un espacio libre, como acá en La Toma que podemos encontrar un montón de espacios vacíos en estos nuevos loteos que se han hecho, que jerarquizarlos. El concepto es que quedó vacío, pero no se trata de eso, se trata de jerarquizar esos espacios, entendiendo que construyen y refuerzan el concepto de ciudadanía y también son necesarios para recuperar la bio-habitabilidad de las ciudades.

 

Hoy en Paraná eso, desde mi perspectiva, hasta ahora, sigue siendo un saldo que tenemos los paranaenses. Está ahí a la espera de tomarse en serio, pensar qué hacemos con estos espacios y cómo le permitimos o no al vecino que participe en la decisión del futuro de esos terrenos, lotes o lo que fueran.

«Yo creo que fue un error haber creído que el tema de Racedo era una defensa de los árboles…

No es solo el árbol si no que es el mantenimiento de las condiciones de vecindad que tiene ese territorio».

–El conflicto desatado por la obra en calle Racedo, en la ciudad de Paraná, ¿crees que dejó algún tipo de enseñanza a futuro? En este sentido ¿qué lugar le otorgas al derecho a la ciudad, a la idea de que las mayorías sean las que piensen y decidan sobre el lugar que habitan?

–Lo de Racedo tuvo algunos problemas. Yo creo que fue un error haber creído que el tema de Racedo era una defensa de los árboles. Por supuesto que sí, que los árboles eran parte, pero no se trata de defender los árboles de la ciudad, sino que es poder llegar a transmitir a nuestros amigos, vecinos, a quienes compartimos este pedacito de territorio dentro de la provincia de Entre Ríos que, más allá del desmonte, no es por el hecho del árbol en sí mismo sino es el porqué.

 

No es sólo el árbol si no que es el mantenimiento de las condiciones de vecindad que tiene ese territorio. La vida de la gente que vive en esas cuadras de calle Racedo, que fueron devastadas, no va a ser la misma. Para esos vecinos la vida que tenían antes y la que van a tener ahora, cambió. La nueva avenida los fragmenta.

 

En esta lógica primó la idea del vehículo como elemento principal y fundante en las políticas públicas en lo urbano, y no las necesidades de la población y las mayorías. No estuvo pensado desde el lugar del vecino y tampoco desde todos los paranaenses que tenemos la necesidad, no porque tenemos ganas, sino porque el mundo lo está diciendo, de ir recuperando ese tipo de condiciones ambientales que tenía Racedo e ir multiplicándola en otros espacios de la ciudad. Los espacios urbanos del mundo entero nos demandan ver, analizar y estudiar de qué manera recuperamos, devolvemos o le introducimos a aquellas ciudades que nunca lo tuvieron, estas condiciones ambientales que tenía el Boulevard Racedo en esas cuadras. Porque necesitamos bajar la temperatura de las ciudades, recuperar lazos sociales y esos espacios con árboles, con veredas anchas, daban la posibilidad de hacerlo.

 

Esta es la mirada ambiental en el hacer ciudad. A pesar de que hay gobiernos que en los discursos se visten muy de verde lo cierto es que, a pesar de los programas nacionales, provinciales y hasta municipales, después en la gestión, en el hacer concreto sobre los territorios, hacen todo lo contrario.

 

Esto es lo que no se llegó a poder difundir de forma masiva para la población en Paraná, para que se logre comprender que no se trataba solamente de la defensa de los árboles, sino que era la defensa de todas estas cuestiones que estamos hablando. Era poner freno a lo que sabemos que va a seguir ocurriendo si se siguen consolidando estas formas de avance de parte de los gobiernos sin tener en cuenta la verdadera opinión de las poblaciones. Armar audiencias públicas donde los ciudadanos no se enteran y lo que buscan es nada más que cumplir con la ley para poder seguir avanzando desde sus lógicas en realidad, es un camino sin retorno.

 

–¿Un modelo de ciudad que imaginas? ¿Cómo pensas qué se podría alcanzar?

–Materializándolo no es que tenga un modelo. Lo que sí puedo decir es que lo que falta en el hacer ciudad, es la mirada de los profesionales de la salud, eso es un gran error. Los profesionales de la salud tampoco han sido históricamente convidados en los últimos tiempos, pero tenemos experiencias, no sé si recordás lo que fue el movimiento higienista a nivel mundial.

 

Yo creo que hoy la crisis ambiental que estamos atravesando a nivel planetario nos obliga a tener que mirar y pensar nuestras ciudades, más en Argentina con el 95% de la población viviendo en ciudades, desde una transversalidad de saberes. Y si hay un actor que no puede faltar, es el profesional de la salud formado desde una lógica de la complejidad.

 

Hay que preguntarse: ¿cómo pensamos las ciudades desde una perspectiva ambiental para que mejoremos las condiciones de salud de la población y de los ecosistemas? Para resolver esto necesitamos una apertura de parte de todos, y poder generar estos espacios de construcciones colectivas. Con esto no estoy diciendo que va a pasar a ser el pueblo organizado a través de asambleas quien decida, o sí, pero junto con el gobierno, porque por algo tenemos el gobierno y tiene que hacerse responsable.

 

Ojalá algún día lleguemos a que de verdad no solamente desde el discurso los gobiernos generen espacios donde los ciudadanos puedan participar en la decisión del futuro de sus te territorios. No solamente desde una cuestión de participación para cumplir con las leyes, sino de una participación real, concreta, para poder generar agendas del hacer público construido de manera colectiva. Creo que este es uno de los principales desafíos.

 

1. Ley Nº 27.592. Ley Yolanda, de la formación integral en ambiente.

 

Por Nicolás Zuttión

Pasante de las Prácticas Curriculares de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias de la Educación (FCEdu) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

Para la Redacción de ERA Verde.