El Colectivo Trigo Limpio, que agrupa a sectores de la comunidad científica de Argentina, junto a productores agroecológicos y comunidades afectadas por los agrotóxicos, presentaron la segunda carta abierta para que las autoridades nacionales frene la autorización para el HB4, el primer transgénico de trigo del mundo, y que permita abrir un debate sobre el mismo. La iniciativa se presenta a días que en Brasil, principal comprador de este cultivo, se expida sobre su autorización en ese mercado. Se plantea entonces reavivar el debate articular con los sectores que en el vecino país resisten el uso de esta tecnología de alteración genética, contó a ERA Verde la bióloga Alicia Masarini.

 

“Quienes suscribimos esta carta, científicos y científicas, renovamos nuestra solicitud al Estado Nacional para que deje sin efecto la aprobación del cultivo de trigo transgénico y que, al mismo tiempo abra un amplio espacio de debate ciudadano informado, tal como lo prevé la Ley que aprueba el Acuerdo de Escazú (Ley Nº 27.566). Es imprescindible iniciar una transición hacia otro modelo de agricultura como claramente lo viene planteando la FAO en sus últimos documentos. En ese sentido, solicitamos que se promuevan y apoyen iniciativas de agricultura sostenible que contribuyan a la transformación del actual modelo hegemónico de producción agrícola hacia modalidades agroecológicas eficientes y sustentables que consideren el interés común, el trabajo digno, la salud pública, la defensa de la vida y la casa común”, sostienen un grupo de investigadores y docentes universitarios en una carta abierta a la que invitan a la comunidad científica a sumarse. Se trata del segundo pedido para discutir la aprobación del trigo transgénico en el país.

 

El grupo  Trigo Limpio se convocó “a partir de la aprobación del trigo transgénico en octubre de 2020 donde se especificaba que este trigo resistente a la sequía y el herbicida glufosinato de amonio estaba aprobado en Argentina, pero supeditado a la aprobación en Brasil. Porque Brasil es el principal comprador de trigo de Argentina”, comentó en diálogo con ERA Verde la integrante del colectivo Alicia Masarini, bióloga investigadora de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de Conicet.

 

La científica comentó que en Brasil se está evaluando desde entonces la autorización para el trigo transgénico argentino. Lo hace la Comisión Técnica Nacional sobre Bioseguridad de Brasil (CTNBio) que “aún no se han expedido”, apuntó. “Hay fuerte oposición en Brasil por miedo a perder mercado de parte de molineros y de parte de los fabricantes de alimentos, porque también importan harina. Y en Argentina hay oposición de varias cámaras de productores y de científicos”.

 

Respecto a la iniciativa, explicó que una carta del mismo tenor fue presentada el año pasado. “Salimos a los medios para que el gobierno nacional de marcha atrás y de un amplio debate social pero el Gobierno no registró. En el Ministerio de Ciencia y Técnica nos dieron una entrevista que fue totalmente improductiva y en Ambiente no nos recibieron directamente.  Y llamamos a una audiencia pública autoconvocada para científicos, productores agroecológicos, comunidades afectadas”, en una actividad que fue enriquecedora, comentó.

 

Ahora, el 10 de junio es probable que la CTNBio se reúna y tal vez se expida sobre el caso. Y es por eso que se lanzó esta segunda carga para juntar firmas que en pocas horas sumó centenares de adhesiones.

 

Argumentos

 

Entre las razones esgrimidas para no aprobar este tipo de trigo se apuntó:

  • Las consecuencias ambientales y sanitarias negativas derivadas de la agricultura industrial basada en transgénicos y agrotóxicos pueden consultarse en numerosas investigaciones publicadas en revistas científicas internacionales. Al mismo tiempo cuantiosos testimonios y denuncias han sido impulsados de manera sostenida por comunidades, trabajadores de la salud y movimientos sociales de nuestra región. Este modelo de agricultura concentra capital, reprimariza la economía, incrementa la dependencia, profundiza la desigualdad económica y social, destruye ecosistemas, amenaza la soberanía alimentaria y deja a su paso territorios devastados ambiental y socialmente.

 

  • El trigo transgénico HB4 es tolerante a la sequía y resistente al herbicida glufosinato de amonio (según la FAO, 15 veces más tóxico que el glifosato). Todos los cultivos transgénicos que tienen resistencia a herbicidas y se cultivan ampliamente en Argentina (soja, maíz, algodón, etc.), se asocian finalmente con la aplicación de un exorbitante volumen de agrotóxicos que se esparcen sobre nuestros territorios cada año. Desde que comenzó a implementarse este paquete tecnológico en la década de 1990, el uso de agrotóxicos en Argentina se ha incrementado exponencialmente, llegando actualmente a 525 millones de kg/litro de formulados por año (12 litros por habitante, la tasa más alta del mundo).

 

  • El trigo es la base de nuestra alimentación. Dado que en Argentina no hay ley de etiquetado de alimentos, de aprobarse el trigo HB4 toda la población estaría aún más expuesta a la ingesta diaria de herbicidas y en particular glufosinato de amonio, tanto en los alimentos como en el agua de consumo.

 

  • La siembra a campo del trigo transgénico en gran escala involucra un proceso irreversible. No es posible la coexistencia de trigo transgénico y no transgénico debido al proceso de “contaminación genética” que ocurre durante la polinización. A ello se suma la imposibilidad de evitar la mezcla de semillas en los procesos de transporte y acopio de granos. La contaminación genética no solo complicará la exportación de trigo no transgénico sino que también impedirá el desarrollo de la producción de agricultores que están cultivando trigo agroecológico.

 

  • El costo ecológico, social y en la salud pública interpela una y otra vez el supuesto éxito de este sistema de agricultura industrial que apuesta al extractivismo para producir commodities y beneficiar a una minoría de la población argentina que acumula las ganancias. Lejos de apuntar a una transformación paulatina de este sistema, la aprobación del trigo HB4 y la “Iniciativa Doscientos Millones de toneladas de cereales, oleaginosas y legumbres” que se propone incrementar en más de un 50% la producción de granos para 2030, refuerzan el modelo sin ninguna consideración respecto a las consecuencias socio-ambientales de esta meta.

 

La carta completa:

No Al Trigo Transgénico by ERA Verde on Scribd


De la Redacción de ERA Verde