En pocas palabras, lo que se proyecta en el dibujo de la mega idea es un herida a la cuenca del Plata, en Argentina, que se desplegaría de norte a sur, desde la provincia de Formosa hacia el centro y por el medio del territorio nacional, para luego finalizar en la zona de Mar del Plata o en Bahía Blanca sobre el Atlántico. La traza resultará mas clara luego del proceso de estudios de los especialistas contratados
La imagen que se acompaña al presente artículo es original de la documentación oficial a la que hemos podido acceder.
Los impactos sociales y ambientales pueden ser enormes desde nuestra visión, que sin duda viene acompañada de otras historias y sus relatos, como aquella experiencia del intento del canal federal o la vigente de la hidrovía Paraguay Paraná.
La idea de proyecto determina el trasvase acumulativo de varias cuencas o su interconexión, la ruptura de cauces naturales de decenas de ríos, la rectificación artificial de los mismos. Es decir, apuntala la conformación de represas o endicamientos por la sola existencia de mas de mil kilómetros de dragados para canalización, entre otras obras de movimiento gigantesco de millones de toneladas de tierra y piedra, etc, etc.
El objetivo es concretar una o más vías fluviales para ser navegadas por barcazas y así profundizar el modelo mega extractivista exportador de la Argentina, en base a la producción de soja – con toda su carga agrotóxica sobre suelos, agua, diversidades y la salud humana- y la explotación de minerales varios (oro, plata, litio, entre otros) y de ese modo trasladarlo a los puertos de exportación y abaratar costos de transporte por camión o ferrocarril.
La propuesta, en nuestra primera mirada, amplia con semejante intervención física, el contexto geográfico ambiental de la Cuenca del Plata. Es decir, cambia la cuenca en su conformación milenaria extendiéndola más al sur y a la vez invitando a profundizar la destrucción de la diversidad biológica y cultural del gran chaco o Walamba Sudamericano. En síntesis , amplía y profundizar la pampeanización extractivista.
El proyecto también facilitaría el proceso, en pleno desarrollo, de concentración de la apropiación de la tierra en fideicomisos de soja, entre otras variantes, algunas mas mafiosas y por lo tanto violentas.
Desde la ecología política, esta iniciativa consolida la definición y elección de ésta región como de sacrificio: Argentina queda condenada como proveedora de estos granos -soja- y minerales, sin importar la gravedad de los impactos socio-culturales y ecológicos.
La idea se viene imaginando desde el Gobierno Nacional. Concretamente desde el área de gestión de los recursos hídricos y el Instituto Nacional del Agua. No existen dudas que con el pleno acompañamiento del Presidente de la Nación y su Ministro de Agro-negocios.
Los convenios con Holanda están firmados, sus actas complementarias también, los Términos de Referencia acordados y los profesionales se encuentran “estudiando” la mega idea de proyecto del canal de los faraones o, como se la denomina también, vía fluvial productiva.
Este sueño, quizás la mega obra mas enorme del país en toda su historia, viola el conjunto más relevante de la legislación ambiental nacional e internacional y de muchas de las provincias involucradas, sin olvidar que su ejecución determinaría la necesidad de un mega tratado interprovincial o interjurisdiccional, en consideración que los recursos naturales son de las Provincias en Argentina y no del Estado Nacional.
Está claro que estos procesos faraónicos son movidos desde una lógica que no tiene en su agenda pensar porqué se suceden sequías e inundaciones en toda esta área. O de qué modo se puede mitigar ese tipo de experiencias y avanzar hacia la adaptación con otras herramientas que dialoguen con la lógica de la propia naturaleza. No se busca una solución real, que se puede hallar en el reverdecer de los ecosistemas devastados, con un planteo de ordenamientos ambientales territoriales serios, aplicados y cumplidos.
En cambio, se hace todo lo contrario, se avanza en el Titanic, se busca terminar de consumar el proceso productivista-consumista- depredador. Estamos frente a una prueba mas, quizás la mas monstruosa, de que no solo no aprendemos las lecciones que los científicos mas serios y comprometidos del país nos enseñan al respecto, sino que no aprendemos a escuchar a los movimientos sociales y ecologistas, que vienen resistiendo y denunciando estos procesos absurdos, como menos interesa el pensamiento sobre los territorios y los modos de su cuidado por los pequeños campesinos, su agricultura familiar y menos aún la visión de los pueblos originarios, desde lo que podríamos denominar el ejercicio cotidiano de la ética del cuidado.
Ojalá los “profesionales holandeses” que están participando de este inicio de delirio activo, adviertan a tiempo, que estas cosas, no pueden ocurrir. En todo caso lo impedirá la Argentina federal, del activismo responsable de sus pueblos y comunidades, que no van a tolerar semejante sueño faraónico, por voraz y contra natura.
*Especializado en Derecho Ambiental. Abogado de la Fundación CAUCE. Cultura Ambiental – Causa Ecologista. Paraná, Entre Ríos.