La investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) de la Universidad Nacional de Litoral (UNL), Raquel Chan, fue la ganadora del Premio Fundación Bunge y Born 2023 en la categoría Agrobiotecnología. Tradicionalmente los premios consisten en una medalla de oro o de plata, más un diploma y una suma de dinero que oficialmente no se consignó su monto. La creadora de mecanismo para modificar la semilla de trigo y hacerla resistente a la sequía usando un potente agrotóxico dijo que era un “un reconocimiento a la disciplina”. La organización también reconoció en al científico Federico Ariel, que desarrolla un proyecto para evitar el uso de agroquímicos, con el “premio estímulo”.
Sobre las razones de la distinción para el año 2023, el jurado de Bunge y Born resaltó la trayectoria científica, la innovación y vigencia a nivel mundial de sus aportes en el área de ciencias biológicas. De acuerdo a la Fundación Bunge y Born, entre los principales logros de la investigadora Raquel Chan se encuentran, en primer lugar, la generación de un espacio para el estudio y la investigación en ciencias biológicas en la ciudad de Santa Fe, junto con los investigadores Daniel González y Alberto Iglesias en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral de Conicet-UNL. Asimismo,” haber llevado la ciencia básica a aplicaciones relevantes en agrobiotecnología, a través de consorcios público-privados exitosos. Los resultados son productos de mercado, actualmente utilizados en diversos países. En particular, la tecnología HB4 de tolerancia a estrés por déficit hídrico en girasol, e incorporado a la soja y el trigo para sostener rendimientos en climas adversos y sequía”.
Como se recordará, desde que fue aprobado para su cultivo –en octubre de 2020–, y luego su comercialización –en mayo de 2022–, la variedad HB4 de trigo genéticamente modificado viene siendo cuestionada principalmente porque viene acompañado por un “paquete tecnológico” altamente peligroso. Esto resulta de que semilla demanda para su cuidado de las malezas la aplicación de glufosinato de amonio, un químico catalogado por Senasa dentro de la “banda azul”, es decir “15 veces más tóxico que el glifosato” que está catalogado “banda verde”. Esto ha levantado airadas críticas de la comunidad científica y organizaciones socio ambientales que ha dado la señal de alerta sobre voz de alerta su uso.
Sobre la importancia del premio, Chan expresó: “Claramente es un honor enorme haber recibido este premio. No podría comparar unos premios con otros pero éste es realmente importante, no hay autopostulaciones, y tiene un jurado de lujo e impecable. Creo que es un reconocimiento a la disciplina; es la primera vez que se da en Agrobiotecnología. Y es un reconocimiento al aporte de mi grupo al que represento, o del cual soy la cabeza visible”.
Y sostuvo: “Detrás del trabajo hecho hubo muchas personas en distintos momentos de mi carrera a las cuales estoy enormemente agradecida. Tanto maestros, como colegas o pares, como discípulos. Cada uno aportó su granito de arena en mi formación, en mi aprendizaje y en mis logros. Ninguno de éstos premios es unipersonal, al menos no en nuestra área del conocimiento. Siempre digo que los que hacemos ciencia somos privilegiados, tenemos un trabajo que nos gusta e instituciones que nos apoyan. Nada de lo logrado hubiese sido posible sin el apoyo continuo con becas, subsidios, financiamientos del Conicet, la Agencia y la Universidad Nacional del Litoral”.
El jurado resaltó: “La trayectoria de la doctora Raquel Chan es la de una científica descollante en el sistema de ciencia y técnica nacional, y reconocida internacionalmente. Es pionera a nivel mundial, no sólo en cuanto a generar factores de tolerancia a estrés hídrico en cultivos, sino también en cuanto al éxito de la transferencia de resultados científicos de alta calidad al desarrollo de productos agrobiotecnológicos necesarios para sostener la agricultura en un contexto de cambio climático desfavorable. Ha registrado nueve patentes, producto de la investigación que desarrolla junto a su equipo, ha publicado cerca de 100 trabajos en revistas especializadas, y ha sido muy activa en la formación de recursos humanos”.
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CONTRACARA
Por otro lado, el premio “Estímulo 2023 en Agrobiotecnología” de la Fundación Bunge y Born fue otorgado a Federico Ariel, también investigador del Conicet en IAL de la UNL e integrante del directorio de Y-TEC, empresa de gestión conjunta entre el Conicet e YPF.
Ariel es un reconocido científico, distinguido recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) Fundación y Al-Fozan International Prize, por su desarrollo de productos inocuos y altamente específicos contra distintos patógenos, que permitan reemplazar agroquímicos y potenciar el cultivo orgánico de alimentos.
Sobre el premio estímulo, el jurado sostuvo: “El premio se basa en su destacada producción científica, y por haber iniciado un camino de generación de insumos agrobiotecnológicos altamente innovadores y prometedores, introduciendo en el mercado nuevas tecnologías disruptivas”.
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El científico, en declaraciones oficiales manifestó: “Es un honor recibir este premio por parte de la Fundación Bunge y Born, me alienta su prestigio y el de los jurados. Es un honor también compartirlo con Gabriela Soto porque está haciendo un trabajo formidable. También quiero agradecer y recordar que los premios en general son muy personalistas pero esto es el resultado del trabajo en equipo con mi grupo de investigación el IAL con quienes trabajamos la transferencia desde la startup Apolo Biotech una Empresa de Base Tecnológica (EBT) del Conicet. Agradezco a la Gerencia de Vinculación Tecnológica del Conicet y a la Universidad Nacional del Litoral por el apoyo, por impulsarnos a pegar el salto de transformar ciencia en tecnología”.
También se reconoció en la misma categoría a Gabriela Soto, investigadora del Conicet en el Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (Iabimo, Conicet-INTA). Para el jurado: “El premio se basa en su destacado liderazgo en importantes desarrollos biotecnológicos, los cuales ya han sido transferidos a empresas, optimizando estrategias de edición génica para mejoramiento vegetal. Se destaca el desarrollo de eventos de alfalfa genéticamente modificados, uno de ellos con tolerancia a herbicida y un segundo evento con tolerancia a salinidad”.
En este sentido, Soto expresó: “Es un motivo de profundo orgullo que nuestro trabajo en el mejoramiento genético de leguminosas sea reconocido por la prestigiosa Fundación Bunge y Born. Este reconocimiento me llena de alegría y me estimula a seguir impulsando la ciencia y la biotecnología en Argentina. Agradezco a la Fundación Bunge y Born por su apoyo y contribución al desarrollo científico del país”.
Con información de Prensa Conicet Santa Fe
De la Redacción de ERA Verde