El gobierno de Santa Fe aseguró que la mortandad masiva de peces observada en el río Salado a principios de diciembre pasado fue por hipoxia y no a raíz de los peligrosos pesticidas hallados en el limo y en los tejidos de los ejemplares examinados por un estudio científico que comprobó la importante presencia de estos venenos en el curso de agua.

 

El subsecretario de Recursos Naturales de la provincia de Santa Fe, Gaspar Borra, indicó que la mortandad de peces en el Salado se debió al fenómeno denominado hipoxia –la ausencia de oxígeno suficiente en los tejidos como para mantener las funciones corporales–, y que es “un fenómeno que se puede dar tanto en verano como en invierno y que se potencia por las condiciones hidrométricas (bajante) y climáticas”, entendió.

 

De esta forma, el funcionario reiteró lo informado por el Gobierno de Omar Perotti el 24 de diciembre pasado sobre la baja del nivel de oxígeno en las aguas, y desconoció la contaminación por presencia de herbicidas, plaguicidas y metales pesados como arsénico que se informó en un estudio de investigadores de Conicet a la Procuración de la Corte Suprema santafesina.

 

Para Borra, esos materiales contaminantes “están muy por debajo de los valores establecidos en la ley nacional. Son sólo 6 microgramos por cada litro de agua, cuando la ley en nuestro país indica un máximo de 90 microgramos”. La afirmación la hizo contradiciendo el estudio científico que evidencia una presencia de pesticidas mayores a los niveles de los cursos más contaminados por la actividad agrícola que utiliza el paquete tecnológico de transgénicos.

 

Consideraciones

 

Sobre la hipoxia, dijo el funcionario, se viene detectando aguas arriba del río Salado desde octubre. “Las muestras que logramos tomar son tanto de los peces muertos como del agua. Se hicieron mediciones de oxígeno y dieron números realmente bajísimos. Es una hipoxia, casi anoxia”, añadió.

 

Un estudio científico difundido la semana pasada dio cuenta de la presencia de agroquímicos tanto en el agua del río Salado, en su tramo final en territorio de la provincia de Santa Fe, como en los sedimentos y en los peces.

 

El trabajo, elaborado por integrantes del Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), permitió detectar en las branquias e hígado de sábalo “el herbicida 2,4-D” y “el insecticida organofosforado clorpirifos con 80” en el primer sitio de extracción de muestras y “clorpirifos 30” en el segundo. Se indicó en el informe que estos venenos han sido prohibidos en la Comunidad Económica Europea.

 

Por otra parte, los especialistas también indicaron que “el 2,4-D por su efectos tóxicos y genotóxicos en peces, se puede clasificar como una sustancia muy nociva para los organismos acuáticos”.

 

 

Con información de Télam.

De la Redacción de ERA Verde