Por Jorge Oscar Daneri (*) Este 23 de mayo cumple veinte años el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que por mayoría ratifico las inolvidables sentencias de la Justicia Federal de Entre Ríos en el caso de la acción de amparo ambiental interpuesta por un conjunto de seres agradecidos al río y sus mundos, a las historias de nuestra tierra y sus culturas, al ejercicio de la ética del cuidado y la equidad intergeneracional, frente a los intentos de construcción de una mega represa hidroeléctrica en el sector medio del río Paraná.

 

Estos años han transcurrido y el río Paraná corre libre en su valle de inundación desde el gran Pantanal Brasilero, Paraguayo, Boliviano, hasta el río de la Plata. Hoy celebra, canta aún y grita aún más.

 

Grita de delirio desforestador, por las venas abiertas de Sudamérica; grita el extractivismo que lo acosa en su género libertario y milenario.

 

Grita las heridas que ensucian su textura y su alma de toda la porquería química contaminante del agro-negocio simplificador, del ecocida intento de ser sólo granero y supermercado del mundo.

 

Canta también la música de sus pájaros y culturas sin tiempos, que entona el Zurdo Martínez, y en los poemas de Juanele que allí se zambullen; en el llanto del yaguareté, como en el milagro de defensa y resistencia de los jaguarundí.

 

Canta el pueblo Guaraní, los inmigrantes creadores de la soberanía alimentaria y sana; canta el campesino sus aguas mansas y dulces, cantan los pájaros arte de Gloria Montoya, en las historias recuperadas de Beatriz Bosch y Elio Leyes.

 

Canta y grita el federalismo de concertación aún ausente en sus cuencas, y la democracia ambiental que ahora más que nunca el río convoca.

 

Veinte años de aciertos y silencios, de retrocesos y suspensos. Ahí está con sus tiempos naturales, libre, extremadamente bajo en su propia pandemia, que son parte y razón de sus gritos anticipatorios, como de sus cantos hacia la que hoy nos mata y esconde.

 

Nos dicen sus aguas que las escuchemos, que no sigamos de fiesta. Que no nos engañemos, que cuidemos el monte, el bosque y sus selvas; que los ríos voladores son él y los otros en la cuenca y que no es la justicia la que resuelve, sino todos juntos abrazados en una causa que deben ser la agenda vital de la política de Estado, no solo de minorías que aún nos sentimos río y monte, guaraní e inmigrante, campesinos y madre tierra, poetas y artistas entrelazados de todos los verdes y sus entre ríos.

 

Canta, como hace veinte años, celebra también sentencias nuevas de la Corte de Justicia mayor, protegiendo los humedales en las cuencas del río de los pájaros y el Gualeguaychú, el río Atuel, y los glaciares todos, como en Entre Ríos esa sentencia que brilla aún protegiendo los humedales de Victoria en el delta del río generoso que el voto del vocal Marcelo Baridón honró como agradecido a los cauces y causas de los bienes comunes.

 

Grita el espíritu de la Constitución Provincial renovada entre los ríos; interpela y ordena, grita fuerte porque ella es una canción que los artistas de la música y las voces sus notas tejiendo están.

 

Escuchemos sus gritos y sus cantos, para aprender a ser río y hermanarnos honrando las líneas de dignidad de los seres amorosos que así se conforman en el abrazo de la libertad.

 

(*)Abogado, integrantes de la Unidad de Vinculación Ecologista (UVE) de Fundación La Hendija de Paraná, Entre Ríos. Miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.