Estudiosos y observadores de la fauna entrerriana oficializaron el reporte de la presencia de tres ejemplares de mosqueta de ceja blanca en el territorio provincial. Lo hicieron a través de la publicación especializada “Nuestras Aves”. Se trata de la primera vez que se prueba la existencia de esta especie en Entre Ríos en la reserva El Carayá, en el departamento Feliciano, a muy poca distancia de donde se creará el Parque Nacional Selva de Montiel. Se trata de un aporte al conocimiento de la biodiversidad que puede permitir “una planificación correcta de cómo gestionar y manejar estas áreas”, explicó a ERA Verde uno de los avistadores del ave, Julián Alonso.
La mosqueta ceja blanca, Cnemotriccus fuscatus, una pequeña ave que no supera los 15 centímetros, se incorpora al acervo natural de Entre Ríos a partir de ser reportada su presencia en el territorio provincial. De acuerdo a lo publicado por Julián Alonso, Sergio Alí y Fabricio Reales en la revista Nuestras Aves, se ha podido datar la observación de tres individuos en la zona de la Selva de Montiel, en el norte entrerriano, en el área natural protegida El Carayá, en el departamento Feliciano, cerca de la ciudad de Federal. Fueron divisados los individuos cuando los investigadores se encontraban realizando “un relevamiento de la biodiversidad en general, un censo de aves y vegetación junto al arroyo Puerto. Tomábamos datos para la actualización del plan de manejo de la reserva”, contó Alonso a ERA Verde sobre cómo se presentó el hallazgo.
Alonso, exguardaparque, junto Alí –ingeniero agrónomo– y Reales –doctor en Ciencias Naturales– trabajan en la consultora Yaguarundí que realiza trabajos para la Secretaría de Ambiente provincial. Justamente el avistamiento de la mosqueta ceja blanca se dio cuando prestaban servicio para la mencionada reserva privada de usos múltiples. “Ahí apareció esta especie que no estaba registrada en la provincial. Tiene una distribución cercana, su hábitat en el norte, sobre todo en el sector selvático chaqueño. Les gusta estos ambientes boscosos y lo más cerca es la provincia de Corrientes”, comentó el naturalista.
En efecto, la Cnemotriccus fuscatus se extiende por toda Sudamérica, en “estratos altos, medios y sotobosques de selvas, bosques en galería, bosques, sabanas y terrenos arbustivos. En Argentina, es escasa con distribución en Jujuy, Salta, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe, Corrientes y Misiones. Además tiene registros para Tucumán”, señalan las publicaciones técnicas. En el Uruguay, en tanto, “los registros más cercanos de la especie corresponden a los alrededores de Colonia La Palma, en el departamento Artigas de la República Oriental del Uruguay”. Esto es “a una distancia de unos 150 kilómetros de donde estábamos; pero no había avistajes en la provincia”.
AVIFAUNA
El reconocimiento propiamente se dio en octubre de 2021 y la publicación científica se concretó en estos días. Con esta publicación se pretende “sentar precedente en un medio (especializado) de distribución nacional. Así queda incorporada para cuando se hagan nuevas guías de aves o trabajos relacionados a la biodiversidad o fauna. Se incorpora así a Entre Ríos como un lugar donde vive esta especie. Esto va sumando, es un granito de arena, pero es importante porque hace al conocimiento de la biodiversidad de la provincia, de ese rincón de la Selva de Montiel que es lo que nos queda con mucha naturaleza”, planteó Alonso sobre el registro que ahora se hace público.
El Carayá es un sitio “comprendido dentro de la ecoregión Espinal, más precisamente en la denominada Selva de Montiel”, se describe en la publicación. “Con esta observaciones documentamos los primeros registros de Mosqueta Ceja Blanca para la provincia de Entre Ríos, al norte del departamento Federal y sur del departamento Feliciano, sobre ambas costas del arroyo Puerto, constituyendo el registro más austral para Argentina”, se precisó.
Alonso destacó también que “en esta zona se está trabajando en un relevamiento interdisciplinario en la creación del Parque Nacional Selva de Montiel, aquí muy cerca de El Carayá. Esto también suma a ese propósito de conocer, tener herramientas y una base de datos, para saber qué hay para luego hacer una planificación correcta de cómo gestionar y manejar estas áreas. No se puede conservar lo que no conocemos”, razonó.
“Son las sorpresas que uno se encuentra cuando está en el monte haciendo relevamientos y atentos todo lo que aparece”, reflexionó finalmente.
Foto: Gentileza Sergio Alí y Fabricio Reales (portada).
De la Redacción de ERA Verde