Por Daniel Tirso Fiorotto (*). El Comité de Cuenca Arroyo Las Tunas acude a valores ancestrales para crear un clima propicio que abone la conciencia comunitaria y revierta daños ecológicos graves. En un acto de reverencia hacia la biodiversidad, los miembros del Comité de Cuenca Arroyo Las Tunas en el departamento Paraná eligieron como presidente de esa organización mixta no a una persona humana sino al arroyo mismo, y acudieron a saberes milenarios de este territorio para sostener su trabajo destinado a sanear la cuenca, hoy arruinada por desechos de diversos orígenes.
La determinación de los entrerrianos no es inocua: han resuelto dejar sentada por escrito, y como norma, la prioridad de la cuenca misma sobre las especies que la habitan, que quedan así equidistantes. Eso implica un rechazo al antropocentrismo señalado como fuente del menosprecio de los arroyos, su flora y su fauna.
“Este Comité obedece a los principios ancestrales del vivir bien y buen y bello convivir en armonía con el resto de la naturaleza, que en guaraní se pronuncia tekó porá; y se inclina ante la madre tierra que en charrúa se pronuncia Onkaiujmar”. Así comienza el artículo tercero del Reglamento interno del Comité de Cuenca Arroyo las Tunas, aprobado esta semana.

Organizaciones vecinales y ecologistas con representantes de la provincia y los municipios, al fundar el Comité de Cuenca.
Esa inclinación ante la Pachamama se expresa en distintos artículos del Reglamento, y es fruto de una conciencia sobre el estado terminal de los arroyos. Los integrantes sostienen que el combo de pactos internacionales, constituciones y leyes nacionales y provinciales, y ordenanzas municipales, todas normas con mandatos claros de protección de la biodiversidad, no ha dado los resultados esperables. Por eso desaconsejan un Reglamento que copie atribuciones y obligaciones, y las repita; y van por la creación de otro clima, que genere compromisos hondos en los miembros mismos del Comité y en la vecindad. Principalmente entre los empresarios y los funcionarios con capacidad para clausurar las vías de contaminación y revertir el proceso.
DISTINTAS VERTIENTES
La organización mixta, integrado por ecologistas, científicos, delegados de asambleas y comisiones vecinales, profesionales de diversas carreras, y representantes de los gobiernos municipales de la zona y de la provincia, decidió nombrar Presidente al arroyo Las Tunas. Sus miembros explican que buscan reconocer la condición de “venerable” del arroyo, y lo comparan con un emblema, una bandera. Para la organización interna y los asuntos legales, la ley Nº 9.757 de creación de Comités de Cuenca exige un presidente con nombre y apellido, entonces el Comité cumplió con esa norma, pero en el trato común le llama “Vocero”, siguiendo costumbres de comunidades ancestrales. Eso tiene consecuencias prácticas porque va acompañado de una serie de valores encadenados, que se potencian mutuamente, con la idea de fundar en las reuniones y en el Reglamento mismo un suelo fértil a la conciencia ecológica, a la economía sustentable.
Las cloacas domiciliarias van crudas hoy al arroyo, y también algunos fluidos industriales. Eso da a Las Tunas un olor nauseabundo. El panorama aciago se completa con montañas de plásticos amontonados aquí y allá. El problema abarca varias jurisdicciones, con gobiernos de distintas extracciones, y se extiende a lo largo de tres décadas y más.
La confluencia de distintas organizaciones con el estado provincial y los estados municipales de Paraná, San Benito y Colonia Avellaneda logró establecer un Comité de Cuenca a pedido de la vecindad de los arroyos. La conducción empezó a funcionar el pasado 22 octubre, hace dos meses. Desde entonces se ha generado una corriente de simpatía por el saneamiento del arroyo, y se han logrado algunas promesas de los estados que intervienen, pero todo en veremos.
Como el Comité de Cuenca no cuentas por ahora presupuesto ni sede, y sus decisiones son “no vinculantes”, entonces sus miembros avanzan en el cultivo de una cosmovisión que sale de lo habitual en la sociedad moderna, con la intención de que las soluciones sean duraderas y sustentables. Y es que ya existieron, por ejemplo, piletas de saneamiento industrial y cloacal y todas colapsaron hace varios lustros. Hay una disposición, entonces, para no repetir errores.
Los miembros piensan que el conocimiento de la problemática dentro de la cosmovisión del “vivir bien y buen convivir” los fortalece. Sin embargo, admiten que este compromiso puede ser entendido, en ciertos ámbitos de poder estatal o corporativo, como una debilidad. Y es que se acostumbra más la presión por distintas vías. Es más común gritar que escuchar. Entonces afirman que si bien los caminos en busca de un objetivo son diversos, el estado deplorable de los arroyos lleva a imaginar otras vías, y una de ellas consiste en esta siembra, que despierte conciencias adormecidas en todos los ámbitos; principalmente aquellos con mayor responsabilidad.

Vecinos intentan infructuosamente métodos artesanales para la limpieza de Las Tunas
UNA SOLA SALUD
Las demoras en la ejecución de obras que saneen los arroyos llevaron al Comité de Cuenca a advertir que la problemática está dentro del mundo de la salud, y por eso es prioritario. Con un adicional: dentro de la concepción de “una sola salud”, lo cual exige una mirada sobre todo el ecosistema, con el ser humano allí, en interacción permanente. Desde esta mirada integral, también llamada “mirada de cuenca”, el Comité pretende evitar más obstáculos. Por ejemplo: la maraña de denuncias recíprocas entre los estados y las empresas, un problema que pospone resoluciones y en el que se termina dejando para después la prioridad, es decir: la salud. En la norma interna dictada por el Comité Ejecutivo esta semana, la entidad “adhiere al enfoque llamado ‘Una sola salud’, es decir: el ser humano en interrelación saludable con su entorno.
Se trata de un principio usual ya en el mundo. Y aquí se busca su aplicación práctica en el Gran Paraná. De ahí que el Comité de Cuenca pidió audiencia al Ministro de Salud de Entre Ríos, Daniel Blanzaco, con advertencias sobre la situación sanitaria: “Esos líquidos cargados de bacterias y sustancias nocivas dan al arroyo Las Conchas, y de ahí viajan hacia el Paraná, aguas arriba de la Toma de Agua de esa Capital y sus balnearios”, señalaron en la carta entregada la semana pasada. Si bien apuntan a los riesgos para las personas, no olvidan que la cuenca misma es una riqueza, un bien común, con valor intrínseco.
También están pidiendo diálogo con las intendencias de la zona para, entre otras cosas, abogar por la erradicación de minibasurales, dado que las lluvias torrenciales arrastran toneladas de plásticos, gomas y otros materiales hacia los arroyos. Por ejemplo, en calles Walter Grand y Churruarín de Paraná, calles Rivadavia y Crespo de San Benito, y calles Depardón y Convención Constituyente de Colonia Avellaneda. Sólo como (malos) ejemplos.
El Reglamento dice luego que se cimenta “en relaciones firmes y amables, con celo por la palabra empeñada”. En los debates se escucharon referencias a nociones en las que Mahatma Gandhi sostuvo la lucha independentista. El indio ponía de relieve la fuerza de la verdad y de la no violencia.
El Comité sostiene el lema ‘Somos arroyo’. Sus integrantes, reunidos en el complejo cultural Juan L. Ortiz, de Paraná, apuntaron que, precisamente, esa consigna responde a la comunión del ser humano y el entorno, como fruto del conocimiento profundo, que el poeta Juan L. Ortiz expresó en sus versos. “era yo un río en el anochecer… me atravesaba un río”.
NADIE MÁS QUE NADIE
A esta altura alguien podrá preguntarse por el compromiso de los gobiernos de Rogelio Frigerio en la provincia, y de Rosario Romero, Ariel Weiss y Ariel Voeffray en los municipios, todos de distintos partidos políticos. La respuesta es clara: el compromiso es evidente, porque sus delegados participan de todas las reuniones, debaten a diario las iniciativas, aceptan las críticas y dan respuestas. ¿Desembocará ese compromiso en medidas concretas, palpables, que permitan sanar la cuenca? Esa pregunta podrá ser respondida en los meses venideros, pero en los miembros del Comité de Cuenca prevalece la confianza y el respeto a los principios ancestrales. No hay espacio para el manoseo de esos saberes.
La actuación del Comité, dice el nuevo Reglamento, “se basará en criterios de mirada integral, participación ciudadana, consenso, transparencia, sustentabilidad, continuidad, precaución, equidad intergeneracional, cooperación, bajo el precepto entrerriano ‘nadie es más que nadie’. Actuará como instancia previa para la búsqueda de acuerdos y conciliaciones en conflictos vinculados a las riquezas naturales o bienes comunes que se encuentren dentro de su área de influencia, y en especial de las riquezas hídricas superficiales y subterráneas”.

Agua servida, con olores fétidos, en la desembocadura de Las Tunas en el arroyo Las Conchas que da al Paraná.
El Reglamento del Comité de Cuenca fue debatido y aprobada el 22 de diciembre, y será firmado el 21 de enero. Allí sobresale por caso el diálogo horizontal en la búsqueda del consenso, y para dar coherencia en el principio “nadie más que nadie”, ante la posibilidad de empate frente a una decisión, la norma no da (como es costumbre) un doble voto al presidente (Vocero), es decir: se exigen la armonía, el consenso, evitando ganadores y perdedores.
Entre las obligaciones de los integrantes del Comité se encuentran: “recorrer el territorio de la cuenca y tomar conocimiento fehaciente de toda la documentación técnica relacionada”. Los integrantes entienden que los interesados en formar parte de la institución deben visitar la cuenca, conocer los puntos de ingreso de materiales que dañen el ecosistema, leer los informes científicos, las leyes, los reglamentos, asistir a las reuniones. También se habilitan vías para que cualquier vecino pueda llamar la atención sobre aspectos de la cuenca y ofrecer datos y alternativas de solución.
Vale recordar que el científico del Conicet con base en la Universidad nacional del Litoral Rafael Lajmanovich es Vocal de la conducción del Comité de Cuenca Arroyo las Tunas. Los informes del equipo de investigadores en que se desenvuelve son documentos principales de consulta, para conocer el estado terminal de la cuenca, y las principales fuentes del daño. La organización participan también Fernando de la Rosa, Hernán Roldán, Aranzazú Petruccí, Dante Gariboglio, Adrián Saibene y Paola Colazo por las municipalidades de Paraná, San Benito y Colonia Avellaneda; Osvaldo Fernández, Pablo Aceñolaza, Alejandra Méndez, Mónica García, por organismos de la Provincia vinculados al ambiente y las obras hidráulicas; Pamela María por el Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua (Corufa, un organismo multisectorial); Daniel Tirso Fiorotto y el propio Lajmanovich por las organizaciones ecologistas y vecinales; y Néstor Valín por las cooperativas de agua potable. Desde enero de 2026 el Comité de Cuenca Arroyo Las Tunas contará con una página de internet propia para que los informes que posee y las resoluciones y sugerencias tomen estado público y faciliten la participación.
Distintas organizaciones sociales están atentas al despliegue de este Comité de Cuenca, entre ellas el Foro Ecologista de Paraná, la Asamblea Ciudadana Vecinalista de Paraná, la Red Cuenca Las Conchas, la Unidad de Vinculación Ecologista de La Hendija, el periódico ambiental Era Verde, la Vecinal Los Zorzales de Colonia Avellaneda. Hay miembros del actual Comité de Cuenca que impulsaron la confluencia de sectores en una primea asamblea de autoconvocados, realizada el 10 de noviembre de 2023. La vecindad eligió el Día de la Tradición para dar el puntapié inicial, por considerar que una de las tradiciones milenarias de la región consiste en la armonía de la humanidad con el resto de la biodiversidad.
(*) Periodista, vocero del Comité de Cuenca Arroyo Las Tunas
Especial para la Redacción de ERA Verde
