En 2022, el Obispado de Concordia inició la construcción de un crematorio en Villa Zorroaquín. La edificación se situó frente al cementerio privado Pinar del Campanario, que también es propiedad de la Curia, que ya posee numerosos bienes inmuebles en las inmediaciones. Del emprendimiento los vecinos nada sabían. Se enteraron en agosto del año pasado, cuando los trabajos para instalar un horno incinerador de cuerpos humanos ya estaba avanzado en un 60%. “Fue una sorpresa para todos”, cuenta una habitante de la zona a ERA Verde, que confirma que nunca recibieron información al respecto, ni tampoco fueron consultados cuando una obra de este tipo demanda ciertos recaudos para evitar los problemas de contaminación. De hecho, este tipo de emprendimiento se inició sin estudio de impacto ambiental y sin la autorización del Concejo Deliberante, tal como lo prevé la normativa. En una instancia de mediación judicial, la comuna suspendió la continuidad y finalización del complejo. Los vecinos quieren la relocalización, porque insisten en que el horno violenta la legislación de protección ambiental, y que no puede funcionar a metros de una gran barriada, con escuelas, geriátricos y servicios turísticos incluidos.

Los vecinos de Villa Zorroaquín de Concordia viven un drama. Desde hace poco más de un año, casi de casualidad, se anoticiaron que iban a instalar un crematorio en medio del barrio. Rápidamente comenzaron a averiguar sobre las consecuencias ambientales y problemas de salud que podía traer aparejado un horno incinerador de cadáveres en una zona urbana. Y con las averiguaciones supieron que este tipo de actividad no se puede instalar en un lugar poblado, que se comenzó con la obra con permisos precarios, sin los estudios correspondientes y en una situación cruzada por las irregularidades. Es así que comenzaron las protestas, las movilizaciones y las cartas a las autoridades en las que claman protección y puntualmente que el proyecto no se lleva a cabo, que sea trasladado.
Las notas elevadas al intendente, la Secretaría de Ambiente y la Gobernación, cuenta a ERA Verde la vecina Mónica Massera, han sido fundamentadas legal y científicamente. Entre estas misivas que comenzaron a girarse desde el año pasado está el informe de impacto ambiental sanitario que suscribe el biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (Funam), de Córdoba. “En este informe se fundamenta porqué los crematorios no pueden estar en lugares cercanos a poblaciones, ya que los contaminantes que emanan de la chimenea son transportados a distancias que van entre los 5.000 y 10.000 metros. Entre otros efectos también se menciona el de inversión térmica, donde en invierno los contaminantes quedan cercanos a la superficie porque quedan atrapados entre el aire frío del piso y el aire caliente de las emanaciones de la chimenea, que forman una especie de tapón, y concentrando los contaminantes en las zonas más bajas”, describe la ciudadana concordiense.
Massera señala que en este caso se suma la infracción a la Ley de Residuos Peligrosos Nº 24.051. “Los cuerpos (que se incineran) tienen características como metales pesados, como plomo, carnio, mercurio y substancias tóxicas como los barnices y pintura del cajón. Mucho del mercurio provienen de la amalgama dentales, a lo que se suma la ropa del difunto y restos químicos por tratamientos de algunas enfermedades. Y una cremación es una oxidación, del que van a generarse cenizas, un material particulado de distintos tamaños. Con las cenizas salen los metales pesados, lo cuales luego se depositan en el suelo. Muchos vecinos tienen huertas orgánicas que van a dejar de serlas. Obviamente esto llega de alguna forma al agua. La contaminación principal es la del aire, que está asociada a enfermedades respiratorias, irritación en los ojos e incluso de habla de cáncer.
Pero más allá de las enfermedades están las molestias que genera un horno crematorio con los olores, el humo, las cenizas, con el ruido. Porque se sabe que un horno comienza funcionando bien, pero con el tiempo deja de funcionar bien correctamente. Los controles no se hacen y esto da lugar que los límites máximos de los contaminantes se superen”, sostuvo.
MUERTOS DE PRIVILEGIO

La vecina insiste a ERA Verde que no hay una oposición al proyecto en sí. Las objeciones son respecto a la ubicación, porque se encuentra en una zona poblada. “Es importante entender que el cementerio (Pinar del Campanario) se ubicó en un lugar que no correspondía, por medios permisos especiales. Es decir, por excepciones, porque un cementerio corresponde ubicarlo en zona rural. Es por eso que cuando se anexa el horno al cementerio, el horno queda también mal ubicado, quedando en zona urbana. Osea, a la contaminación del suelo por los lixiviados del cementerio, ahora se le suma la contaminación del aire. Y Villa Zorraquín es una zona turística, que es el motor económico de Concordia, que cuenta con muermosos hoteles y emprendimientos turísticos, además de las termas. Además, Villa Zorroaquín tiene un fuerte compromiso con el cuidado del ambiente, siendo el único barrio que puso sostener en el tiempo la clasificación de residuos en origen, separando lo orgánico de lo no orgánico o reciclable. También hay un movimiento para no quemar los restos de podas o residuos, organizándonos a través de grupos de WhatsApp para retirar los restos de podas, cuidando los árboles, que no se podan de forma inapropiada, cuidando los animales con programas de castraciones, también se protege el agua con donde se informa cómo eliminar los pozos y conectarse a la red cloacal para, justamente, evitar la contaminación de las napas. Es decir, hay un movimiento en cuanto a lo que se refiere al ambiente muy comprometido; y nos ponen un horno crematorio al lado”, lamente como un castigo divino la entrevistada.
Pero a las irregularidades de origen, se suman otras más del proceso de obra del crematorio. “Cuando el Obispado presenta el croquis al municipio para sacar el permiso prevario, luego lo termina construyendo en otro sector, no el que indicó, que era dentro del Cementerio. Lo terminan construyendo fuera, en una zona que se caracteriza como complementaria con reserva urbana, que tiene proyección de continuar habitándose”, señala Massera sobre cómo se fueron dando los pasos”. Además, apunta, se “se vulneran numerosas leyes de protección ambiental, como la Ley General del Ambiente Nº 25.675, que en su decreto reglamentario provincial 4.977/09 que en su artículo 2º, señala que: ‘Ningún emprendimiento o actividad que requiera de un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) podrá iniciarse hasta tener el mismo aprobado, por la Autoridad de Aplicación’, que en la Provincia es la Secretaría de Ambiente. Es decir, se comenzó a construir antes un certificado con un permiso provisorio. Para llegar a esto tienen que haber una carta de presentación del Obispado, luego se lo caracteriza con la categoría de alto impacto ambiental. Posteriormente se hace la evaluación de impacto ambiental, esto lo hace un ingeniero contratado por el Obispado, y una vez terminado, y presentado, la Secretaría de Ambiente dictamina si es positivo o negativo. Si es positivo se va a una audiencia pública sonde se comunica a la población donde se pueden plantear cambios y participan los vecino e instituciones ambientalistas. En este caso, antes de tener el certificado de aptitud ambiental se comenzó a construir. Una construcción que comenzó con un permiso provisorio que le dio la Municipalidad, donde se le informa al Obispado que corre el riesgo que, si no es aprobado el Estudios de Impacto Ambiental, tendrá que reubicarse, dejando a riesgo de la empresa”, comentó sobre el acuerdo con la Municipalidad.
CADÁVERES EN EL PLACARD

Otro de los puntos que cuestionan los vecinos de Zorroaquín es que en este episodio tampoco se cumplió con la ordenanza Nº 30.182 que en de Concordia regula los crematorios. En su artículo 22º indica que “el Honorable Concejo Deliberante autorizará los complejos de cremación a instalarse en esta ciudad de Concordia”. Pues bien. “no hay ninguna ordenanza firmada por el HCD, es decir no hay autorización de este emprendimiento. Esto lo autorizó el Poder Ejecutivo, en ese momento en manos de Alfredo Francolini, juntos con los funcionarios del área Territorial y Urbano. Para sumar irregularidades, se tiene que tener en cuenta que, en años anteriores, en 2019, la empresa Trimor Sepelios, no se le autoriza a ubicarse en el Parque Industrial, por actividades no compatibles. Ordenamiento Urbano le dice que tienen que hacerlo en zona rural, alejado de la población. Entonces tenemos un horno al cual lo mandan a una zona rural, y un horno que permiten en una zona urbana. Osea que la ley no es pareja para todos. Además, que Trimor tuvo que cumplimentar todo lo que corresponde, obtener los permisos para poder comenzar a construir, en la Ruta 14, en el ejido de Colonia Ayuí”, narra Massera a modo comparativo.
Pero hay más irregularidades, comenta la pobladora de Zorroaquín, quien comenta de un encuentro de vecinos con el director de Unidad Costa del Uruguay de la Secretaría de Ambiente provincial, Enrique Pablo Guillaume. “Nos dice que en el informe que recibió lo más cercano al lugar es un hotel a 1.000 metros. Conociendo cómo está distribuida la población le señalamos que era incorrecto y le mostramos en el Google Maps todo lo habitado que está el barrio. Nos pide que le enviemos las distancias al horno crematorio del entorno. Hicimos un trabajo de geolocalización, de varios días, que indican las distancias, a 50 metros el Convento de las Carmelitas Descalzas, a 100 hay una familia, a 200 metros un barrio completo y una casa de alquiler para eventos de fin de semana, y cruzando la ruta toda una extensión de barrio Zorroaquín, y a casi a 500 metros un geriátrico. También un colegio primario con jardín de infantes a 550 metros, a 960 metros otra escuela primaria, a 1.000 una Secundaria, un hotel termal a 660 metros, y así. La zona es poblada”.
A esta situación, reconoce Massera, se suma que “muchas gente no entienden el problema de cremar un cuerpo. Y es por eso que nuestra tarea es explicar las descargas de la chimenea y cómo se pueden desplazar a kilómetros. Por eso se propone franjas de 5.000 a 10.000 metros”. Los vecinos aceptaron la mediación que a fines de julio pasado frenaron las obras por “el vencimiento del permiso de uso precario solicitado por los responsables del proyecto”, según fundamentaron autoridades municipales. Pero sucede que los vecinos no quieren “olores nauseabundos, cenizas grasosas, ruido a turbina”, aún cuando se continúe con el proceso para la obtención del estudio de impacto ambiental.
Fotos. Gentileza: Código Verde TV
De la Redacción de ERA Verde
