El gobernador Gustavo Bordet tuvo un pequeño retraso producto de la vorágine de sus actividades. Por eso llegó a Cerrito para el II Encuentro de Biogás y Energías Renovables, el pasado 12 de octubre, cuando ya había arrancado la primera disertación de esas jornadas. Para decir lo que tenía que decir, el primer mandatario provincial tuvo entonces que sentarse y esperar a que finalizara la exposición María Elena Zaccagnini, cuya conferencia se centró en “Los desafíos socio ambientales y culturales frente a un clima cambiante”.

 

El gobernador, tal vez como muchos de quienes asistieron a este importante encuentro, no conocía a quien es una las científicas entrerrianas más importantes en este momento. Quizás esa demora pudo ser oportuna para escuchar él también sobre el “estado del arte” de la agenda de acciones que se debate para hacer frente al calentamiento del planeta.

 

La profesora Zaccagninni, nacida ahí mismo en Cerrito, es la copresidenta del Panel Científico Normativo Intergubernamental para la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés). El IPBES es un organismo independiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que trabaja en un relevamiento global para definir estrategias que permitan concretar políticas para revertir el cambio climático.

 

Para este 2018 el IPBES tiene pautado dar a conocer un informe sobre el estado de los biosistemas del continente americano, luego tres años de trabajo. Zaccagninni justamente brindó en Cerrito un adelanto sobre este documento que pronto estará en los escritorios de los principales líderes mundiales con la meta concreta de poder generar intervenciones para frenar la suba de la temperatura media de la Tierra.

 

El tiempo no para

 

En una charla con ERA Verde, Zaccagninni contó cuál es el rol de esta plataforma intergubernamental científico-normativa que trabaja para la diversidad y los servicios ecosistémicos bajo el paraguas de la ONU y que integran 126 países.

 

La bióloga formada en la Universidad Nacional del Litoral y en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, contó que el IPBES trabaja de forma integrada con todas las convenciones de análisis internacionales. Y en esta oportunidad concursó y accedió a coordinar para el continente americano el relevamiento del estado de la naturaleza y cómo están afectadas sus “contribuciones” para la calidad de vida y bienestar de la gente.

 

“Trabajamos con un marco conceptual propio de IPBES novedoso, porque en lugar de hablar de servicios ecosistémicos como se venía hablando desde la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (convocado en el 2000), en lugar de las contribuciones de la naturaleza para la gente, nos enfocamos en la naturaleza como conjunto integrado a las sociedades humanas. Porque la gran causa de pérdida de capacidades del planeta para seguir sosteniendo las sociedades viene, precisamente, de las decisiones humanas. Entonces, era necesario cambiar la mirada. Mi rol fue coordinar esta evaluación junto con una colega de Brasil y otro de Canadá”.

 

El informe final del relevamiento, señaló Zaccagninni es muy voluminoso, pero hay una extracto que está elaborado para “tomadores de decisiones” en donde sintetizaron mensajes claves para exhibir el impacto y el deterioro en las principales “contribuciones” de la naturaleza en los 16 biomas que se definieron como comunidades de análisis para la región. Por último, los datos del reconocimiento de todos los continentes se reunirán en un informe general de todo el planeta.

 

“Hay muchas cifras difíciles de recordar, pero hay una fundamental: el 65% de todas las contribuciones de la naturaleza para la gente han disminuido notablemente, y 21% de estas contribuciones en América lo han hecho gravemente. ¿Esto qué dice? Que la condición del planeta para sostener a las sociedades está en un peligro, que ya no da más tiempo para las alertas. Son tiempos de decisiones y de acciones”.

 

Deterioro creciente

 

-¿Cuál es la acción necesaria inmediata?

-Básicamente cambiar los patrones de consumo y de uso de los recursos, cambiar drásticamente la forma en que se está produciendo alimentos a nivel global. Esto particularmente en América ha sido importante por el rol que tiene en la producción de alimentos. Y también cambiar los patrones de uso energético. Cambiar las energías que contribuyen al calentamiento global no admiten más demoras. Ya se está viendo, hay un informe muy reciente del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU) que ya la temperatura global subió 1º C, se espera que en los próximos 20 años se incremente a 1,5º C. Entonces, las consecuencias de este incremento son muy grandes y pone en riesgo toda la sostenibilidad del sistema socio económico a nivel global y obviamente a nivel de los países. Ocurre que hay mucha variabilidad, hay regiones del planeta que se deterioran más que otras y hay que tomar en cuenta esa variabilidad y la incertidumbre que presenta.

 

-¿Cuál es el aporte que cada uno puede hacer?

-El tema no pasa por cosas extraordinarias, sino por las cosas simples que venimos diciendo que hay que cambiar desde hace tiempo. Todo lo que es reciclado, reutilización, cambio de hábitos en el uso de transporte, de energía. ¿Hace cuánto se está hablando de esto, de cambiar los combustibles fósiles y reemplazarlo por formas energéticas más sostenibles? No es nada del otro mundo. Son cosas que venimos hablando desde hace 20, 30 años. Ocurre que llegó el momento, de ya no abogar, si no influir por la toma decisiones. Y otra de las cosas que alertamos es la importancia de la educación y el preparar a los futuros tomadores de decisiones que son los niños de hoy que en el 2030 y 2050 los va a encontrar con un mundo totalmente diferente al de hoy, mucho más empobrecido, mucho más variable, vulnerable e impredecible. Entonces cómo hacemos para preparar a esta sociedad. Y entonces el tema de la educación es fundamental. Hay que enseñarles a pensar un mundo complejo, impredecible, y eso con el tipo de educación que tenemos es difícil de alcanzar. Entonces es un gran replanteo que tenemos que hacer. Esto lo hacemos entre todos o no cambia nada.

 

Punto de quiebre

 

-¿Cuál de estas contribuciones de la naturaleza es la más vulnerable?

-La pérdida y fragmentación de hábitats es junto con el cambio climático dos factores, que, por lejos, más importantes por abordar. El concepto de hábitat es diferente al que nos enseñaron en la escuela: lugar donde vivir. Hábitat es tener un espacio donde pueda satisfacer todas mis necesidades básicas. Donde pueda tener alimento, energía, donde pueda refugiarme, donde pueda tener las condiciones para reproducirme. Esto se aplica al ser humano como a los animales. Osea que alcance a satisfacer las necesidades de las plantas, los animales y el ser humano. Y con todas sus complejidades de la sociedad y la cultura. Una de las cosas que saltó en la evaluación es la pérdida de la diversidad lingüística en el continente. Se ha perdido el 60% de las lenguas en América. Esto habla de la pérdida del valor de los pueblos originarios, su idioma nativo, en post de unificar la forma de comunicarnos. Incluso para la toma de decisiones. En América nos comunicamos fundamentalmente en castellano y una buena porción en inglés. Pero el conocimiento, la ciencia, escribe en inglés. Entonces hay una pérdida de oportunidades. Porque no todos los decisores de habla hispana tienen acceso directo a esa información.

 

-Qué prácticas perjudiciales son las más dificultosas de erradicar?

-La contaminación. Son de las cosas que más está costando hacer comprender a la sociedad del impacto negativo que tienen y el impacto a la calidad de vida. Porque desde 1960 a la fecha se ha perdido el 50% de acceso al agua dulce por ejemplo. Si los animales, las mismas plantas, el ser humano no tiene acceso al agua limpia para mantenerse –porque es fundamental para la vida–, evidentemente estamos en problemas que no estamos percibiendo. Pérdida de biodiversidad, pérdida de calidad de agua, pérdida de polinizadores, que son fundamentales en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. Porque de los polinizadores depende la reproducción de las plantas y de la existencia de las plantas depende la calidad del oxígeno. Estas son las cosas que tenemos que difundir, que la sociedad tiene que entender. Hay que entender las señales de la naturaleza, que nos da señales todos los días de estos problemas, pero la sociedad no los termina de visualizar porque no los entiende. Entonces tenemos que contribuir a ese entendimiento con información, charlas, pero sobre todo trabajar con las generaciones que van a ser las que van a tener que tomar las decisiones dentro de unos años cuando las cosas sean mucho más difíciles que ahora.

 

-¿Cuál ha sido el impacto del actual modelo productivo?

-Está bastante claro que el modelo productivo no está respetando las necesidades de la naturaleza para autosostenerse. Entonces estamos generando un tremendo cambio, muy drástico a niveles de los ambientes, a niveles de los biomas, se están generando destrucción o pérdida de muchas tramas biológicas, físicas y químicas que hay en el suelo que hace que dependamos cada vez más de subsidios –ya sea fertilizantes, nutrientes, insecticidas y demás–, y bueno, esas son cosa que deben cambiar. Lo que pasa que la producción de alimentos a escala industrial ha simplificado las cosas tanto en post de la tecnología, que la tecnología no siempre resuelve todos los problemas. Creo que es necesario rebobinar y dar de nuevo en este tema. Hay mucha información sobre producción agro ecológica que puede ser aplicada a grandes escalas también. Hay experiencias, lo que pasa que no “vende”, hay mucha presión, mucho lobby por decir, para que se crea que no es posible producir sosteniblemente sin herbicidas, sin insecticidas. Claramente es un tema a revisar con objetividad y usando el conocimiento.

 

Silvio Méndez

@silviomzen

De la Redacción de ERA Verde