La Municipalidad de Victoria otorgó un diploma a Marcelo Gustavo Flores por su aporte a la investigación científica. El pescador fue distinguido por “su compromiso en favor de preservar el ecosistema del Delta”, se comentó a ERA Verde. El trabajador del río había capturado un ejemplar de esturión ruso (Acipenser gueldenstaedtii) dentro de la Reserva de Usos Múltiples Humedales e Islas de Victoria que entregó a personal de la Delegación Islas, para luego ser depositado para su estudio en el Museo de Ciencias Naturales “P. Antonio Scasso” de San Nicolás. El hallazgo, se indicó, permite analizar la presencia de esta especie exótica –de la que se extraen el apreciado caviar–, así como tratar de dilucidar como llegó y prever medidas ante su posible impacto ambiental.
El rumor que un pescador había capturado un esturión en arroyo El Salto el pasado 14 de septiembre, en el distrito Rincón de Nogoyá, dentro del ejido de Victoria, desató una intensa búsqueda de interés científico para dar con el ejemplar. Fue así que integrantes de la Delegación Islas de la Municipalidad de Victoria se abocaron a las averiguaciones y pudieron dar con Marcelo Gustavo Flores, un pescador que mantenía vivo el ejemplar y que donó para el estudio. Lo atractivo de la situación es que se trata de una especie depredadora no nativa e invasora, por lo cual el contar con un individuo lo mejor conservado posible aporta datos para tratar de dilucidad cómo llega a un lugar que no le es propio y qué consecuencias puede tener. Así es que, a raíz de este gesto, municipio se decidió reconocer al pescador.
De acuerdo a lo que comentaron ERA Verde desde la Delegación Islas, el esturión estaba bien conservado por Flores. Es por eso que los inspectores municipales congelaron el ejemplar para luego ser entregado a los biólogos Beatriz Giacosa y Jorge Liottam, que se encuentran llevando una investigación sobre esta invasora en la reserva natural protegida. “El ejemplar fue conservado entero, a -18°C (refrigerado en freezer) para su posterior disposición”, consigna el informe al que se tuvo acceso. “Estas especies comienzan a verse en algunos puntos del área y es importante que la gente conozca que son especies invasoras y hay que tomar recaudos”, apuntó el responsable de la Delegación Islas, Gustavo Andino, que comentó que Flores recibió por su aporte un reconocimiento del Museo de Ciencias Naturales “A. Scasso”, de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, que quedó de depositario del pez ruso.
PERFIL
“Debido a que el ejemplar se halló en un área protegida, la Delegación en Islas de Victoria dio aviso a la Dirección de Áreas Naturales Protegidas de la provincia. Se acordó que el ejemplar sea depositado en este Museo de Ciencias Naturales ‘A. Scasso’ para su conservación y estudio. A tal fin, se generó un acta de entrega a personal de este Museo de Ciencias Naturales para trasladarlo hasta el mismo. Una vez en el museo, el ejemplar se ingresó con el número de catálogo MPS-ZI 1554”, se precisó sobre el procedimiento llevado a cabo.
En el documento científico al que accedió ERA Verde, se apuntó que “el ejemplar fue medido y pesado, se intentó determinar su sexo y estadio reproductivo y se diseccionó el tubo digestivo para analizar su dieta. Asimismo, se conservaron muestras de tejido en alcohol absoluto para futuros análisis genéticos, y se extrajo una de las espinas pectorales para eventuales análisis de edad y procedencia del ejemplar. Como resultado se pudo identificar al ejemplar como un esturión ruso, Acipenser gueldenstaedtii Brandt & Ratzeburg, 1833”.
Sobre sus características morfológicas se detalló que “su longitud total resultó de 844 mm; la longitud de la cabeza: 145 mm; la altura del cuerpo: 98 mm. El peso total fue de 2.341 g. El ejemplar resultó un macho inmaduro, en estado de diferenciación media, según las descripciones detalladas en Chebanov y Galich (2011) y Rzepkowska et al. (2014). El peso de las gónadas fue de 26 g. El tubo digestivo se encontró vacío”.
INTRUSO
“El esturión ruso Acipenser gueldenstaedtii, también conocido como ossetra, es una especie anádroma típica, lo que significa que los adultos maduros migran del mar a los ríos para desovar y regresan a sus zonas de alimentación en el mar después del desove. Los juveniles que nacieron en los ríos también regresan al mar para alimentarse y permanecen allí hasta la madurez”, se comentó sobre el origen de estos ejemplares. “Esta especie es propia del Mar Caspio y sus ríos, y el Mar Negro; según Sokolov y Berdicheskii (1989), se encontraba en Mar Negro, el Mar de Azov y el Mar Caspio, entrando en todos los ríos principales que desembocan en ellos (ríos Don, Kubán, Danubio, Dniéper -donde es raro- y Dniéster). Actualmente, solo se hallaría en el Mar Caspio, donde desova en los ríos Ural y Volga, y en el Mar Negro, donde desova en los ríos Danubio inferior y Rioni; no queda ninguna población nativa de desove en el Mar de Azov, solo individuos introducidos (sembrados) (Gessner et al., 2022). Las poblaciones naturales de A. gueldenstaedtii han sido evaluadas como en Peligro Crítico (A2bcde; Gessner et al., 2022). La principal amenaza a la que se enfrenta esta especie es la pérdida de lugares de desove (debido a la construcción de presas). Otras amenazas potenciales son la caza furtiva y la pesca ilegal, los altos niveles de contaminación (por petróleo y desechos industriales), la contaminación genética debido a las translocaciones de poblaciones y el efecto Allee (Gessner et al., 2022)”, se agregó a la situación en la que se encuentra.
De acuerdo al informe, “esta especie ya había sido hallada con anterioridad en Argentina, y en particular en el Delta del río Paraná (Demonte et al., 2017). Este nuevo hallazgo se suma al conjunto de registros conocidos para la baja cuenca del Río de La Plata».
En cuanto al origen de estos esturiones, citaron que en el estudio de «Demonte et al (2017) consideraban que se trataba de escapes de la piscicultura, desde establecimientos situados en los embalses del Río Negro (en Uruguay) dedicadas a la cría de esturiones para la producción de caviar y carne. De hecho, en Uruguay se identificaron tres especies de esturión a lo largo de ambientes naturales en el río Negro (Serra et al., 2014): Acipenser baerii Brandt, 1869, Acipenser ruthenus Linnaeus, 1758 y esta especie; Loureiro et al. (2023) mencionan que A. baerii y A. gueldenstaedtii continúan apareciendo en ambientes naturales uruguayos. En nuestro país, la primera especie hallada fue Acipenser baerii, el esturión siberiano, que se registró en diferentes localidades de la cuenca del Río de la Plata desde 1998 (Azpelicueta y Almirón, 1999; Liotta et al., 2002). Más tarde, como ya se dijo, comenzaron los hallazgos de A. gueldenstaedii (Demonte et al., 2017). Recientemente, Avigliano et al. (2023) mostraron, a partir de análisis microquimicos efectuados sobre las espinas pectorales de ejemplares de ambas especies, que los perfiles isotópicos hallados indican un origen común, compatible con la ubicación de las piscifactorías en la cuenca del río Uruguay».
Sobre el ejemplar capturado en las islas de Victoria «no se ha encontrado evidencia de madurez sexual. La falta de contenido en el tubo digestivo podría denotar una baja adaptación a los recursos disponibles en este sistema, aunque como el animal se mantuvo vivo en cautiverio casi un día luego de su captura, podría deberse también a la eliminación del alimento en este período. Es interesante notar que los registros de esta especie en la baja cuenca del Río de la Plata suceden en los meses de agosto y septiembre de cada año”, se señaló como datos de interés específico.
ALERTA
En el documento del Museo Scasso se dan recomendaciones para el caso que alguien se tope con un ejemplar de este tipo: Si se saca fotos, de ser posible con una regla para tener idea del tamaño, no lo devuelva al agua, no lo golpe para matarlo, no sacarle las viseras, tomar los datos del lugar donde se lo encontró y conservarlo en un freezer, para luego dar aviso a las autoridades.
¿Por qué estos recaudos? “Cuando se libera una especie en un lugar nuevo y logra sobrevivir, es probable que se produzca un crecimiento importante de la población de esta especie. Esto se debe a que en su nuevo ambiente no hay parásitos o enfermedades que la limiten. Su proliferación puede interferir con las especies nativas, propias del lugar, ya que pueden competir con el alimento, alimentarse de otras especies o de sus huevos o crías”, se advirtió.
En cuanto al por qué estudiarlos, se señaló que así se puede conocer con certeza “si se están dispersando o no, y a qué velocidad lo hacen; si están creciendo rápidamente o lentamente: qué es lo que comen: si se reproducen o no”. Y se subrayó: “es indispensable poder estudiar la mayor cantidad de ejemplares posibles”, algo que desde el museo se realiza desde el año 2000.
Foto: Municipalidad de Victoria / Museo “P. Antonio Scasso”
De la Redacción de ERA Verde