Por Glenda Mangia (*). El sistema de producción dominante actual es insostenible en términos económicos, sociales y ambientales. Después de Estados Unidos y Brasil, Argentina se encuentra ubicado como el tercer país productor mundial de transgénicos (**).
Está comprobado que producir y consumir alimentos a escala global es la principal causa de transgredir la capacidad de carga del planeta. El 43% del uso de tierra cultivable del mundo se utiliza para la agricultura y el sistema alimentario es responsable de aproximadamente el 31% de la emisión de los Gases de Efecto Invernadero. Según nuestras propias investigaciones, los argentinos podríamos estar consumiendo 39 residuos de agrotóxicos diariamente en distintos alimentos. Esto es un atentado a la salud pública.
En Argentina, con las políticas neoliberales del presidente Javier Milei hemos retrocedido con el cierre de instituciones
La eliminación del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y de la Dirección Nacional de Agroecología, la cancelación de políticas agrarias como el Programa “Pro-Huerta” de INTA –que fue el primer programa a nivel nacional para la producción y distribución de sistemas de autoproducción de alimentos–, la quita del apoyo a la agricultura familiar a través de la eliminación de los Fondos Fiduciarios de interés para la agricultura familiar, entre otras, favorece la concentración de la propiedad de la tierra y una mayor producción agraria con transgénicos y agrotóxicos, sin participación de comunidades campesinas y originarias.
RECOMENDACIONES
Es necesaria la transformación de los sistemas alimentarios en todo el mundo para garantizar la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación. ¿Cómo? Con alimentación basada en plantas con predominio de proteínas y grasas de origen vegetal; reducciones drásticas en las pérdidas y desperdicios de alimentos; el desarrollo de mejoras importantes en las prácticas de producción de alimentos. Con la agroecología, que permitirá devolverle a cada pueblo el derecho a decidir soberanamente qué produce, cómo lo hace, cómo se alimenta y de qué manera comercializa sus excedentes.
Con la agroecología se contribuye de manera positiva a 10 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Fin de la pobreza (ODS 1), Hambre cero (ODS 2), Salud y bienestar (ODS 3), Educación de calidad (ODS 4), Igualdad de género (ODS 5), Agua limpia y saneamiento (ODS 6), Trabajo digno y crecimiento económico (ODS 8), Consumo y producción responsable (ODS 12), Acción por el clima (ODS 13), Vida de ecosistemas terrestres (ODS 15).
Esto se podría alcanzar a través de un abordaje integral, intersectorial y multinivel.
(*) Nutricionista, activista, creadora de Conciencia Nutritiva, coordinadora del Área de Agroecología y Alimentación de la Fundación Cauce.
(**) Intervención por Fundación Cauce en la 16ª Conferencia de las Partes (COP16) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (Cnuld) – Riad, Arabia Saudita, como integrantes del Panel de Organizaciones de la Sociedad Civil.