Myriam Martínez magister en Arquitectura del Paisaje y profesora adjunta de la cátedra de Espacios Verdes de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), referente indiscutida en arbolado urbano dialogó en el ciclo de Eco Urbano en Radio UNER. En la charla brindó una radiografía del estado de «los verdes» en la ciudad de Paraná.

 

Dentro del espacio de Fundación Eco Urbano en Radio UNER Paraná, la docente se refirió a la importancia del arbolado urbano, sobre todo en este contexto de cambio climático que impacta en el ambiente, así como tiene efectos económicos, sociales, y culturales.

 

Myriam Martínez lideró desde la cátedra de Espacios verdes de la FCA – UNER, el censo del arbolado de la ciudad de Paraná en el 2015. Un trabajo que surgió de un convenio entre la Facultad y la Municipalidad de Paraná, en el que se censaron 2.120 manzanas y en ese amplio sector resultó que había un faltante total de 15.708 árboles.

 

–¿Qué datos tenemos hoy sobre el arbolado urbano de la ciudad de Paraná?

–El relevamiento realizado en 2015 marco un estado de situación. Estamos a 6 años de ese trabajo y en el medio han pasado cosas. Por lo tanto, lo interesante de los relevamientos es saber con qué se cuenta, pero ir tratando de mantenerlo al día o de gestionar el plan a través de ese relevamiento. En Paraná se hicieron dos, uno en 1993 y otro en 2015. En este último relevamos alrededor de 2.120 manzanas de la ciudad de Paraná. Se relevaron todos los lugares en donde había un árbol o donde potencialmente podía haberlo. Dentro de los individuos que había presentes en ese momento, había alrededor de 58.000 individuos y alrededor entre 15 mil y 16 mil faltantes. Es decir, en ese registro que mencionamos primero había 16 mil árboles que podían estar en la calle, pero no estaban. Lo otro que es interesante pensar es que el árbol que vamos a poner en la vereda tiene que estar en relación al entorno morfológico, que es el ancho de la vereda, la altura de la edificación, por dónde pasan los cables, qué ancho tiene la calzada, en qué dirección circula la calle, si es norte- sur o este- oeste. Todos esos datos también están en relación a la especie que vamos a poner.

 

–¿Qué lecturas harías sobre por qué es tan importante tener un relevamiento, un estado de la situación, en este contexto donde cada vez se entiende más la relación que hay entre el árbol con el problema del cambio climático? Imaginemos las lluvias que han cambiado sus regímenes y caen intensamente en poco tiempo, o pensar los calores del verano.

–El relevamiento es importante para saber con qué elementos cuento para poder gestionar y saber cómo planifico las acciones posteriores, para que en este caso que estamos planteando el arbolado de alineación. Pero tiene que ver también con el arbolado público en general, que serían incluso los espacios verdes, saber de qué manera gestiono ese arbolado para que se mantenga y se incremente hacia el futuro. El arbolado es lo que hace que nosotros podamos literalmente vivir adentro de la ciudad. Es lo que hace que la ciudad sea habitable.

 

–Me gusta cuando hablas del árbol como individuo, lo personalizas.

–Es que los árboles son seres vivos. Tradicionalmente en lo urbano el árbol ha sido considerado como un objeto, como una luminaria, como el cable de la luz. Sin embargo, cada árbol que tenemos en la calle es un ser vivo, por lo cual no sólo tenemos que cuidarlos y darles un entorno, sino que proveerles el mejor desarrollo hacia el futuro, porque si no somos unos egoístas. Cuando mejor sea el arbolado que tenemos en nuestra ciudad, mejor van a ser nuestras vidas. Nosotros hicimos una evaluación ambiental en el año 2000 y había una diferencia entre 4,5º a 9º entre calles que corrían en la misma dirección. Si nosotros seguimos talando árboles, la calle se vuelve absolutamente inhabitable. Y la calle es nuestro lugar de encuentro, nuestro lugar de construcción social. Es el lugar que podemos compartir con todos los que habitamos el mismo sitio. La calle debe ser habitable para ese encuentro.

 

Diversidad y resiliencia

 

–¿Qué le recomendó la facultad al municipio, con respecto a ese relevamiento que llevaron a cabo en los años 2014 y 2015?

–A groso modo, una de las cuestiones era sumar diversidad. Porque habíamos encontrado en el ’93, que el 27% de los árboles eran fresnos, y en el 2015, 31 %. Cuanto mayor diversidad de especies hay en el arbolado, más resiliente es el arbolado a largo plazo ante la aparición de eventuales plagas y enfermedades. Sino imagínense si llega a haber una plaga o enfermedad que nos maten los fresnos, vamos a perder el 31% del arbolado. Como ya pasó antes, en el relevamiento del arbolado del ’93, había un poco más de 11 mil paraísos; y ustedes saben que hay una enfermedad que se llama amarillamiento del paraíso, que se llevó puesta más de 10 mil ejemplares.

 

–¿Qué beneficios específicos nos trae el árbol y por qué es tan importante cuidarlos?

–El primero es que hace que la calle se vuela un espacio transitable. En donde nosotros vivimos, la sombra del verano es lo máximo que podemos aspirar en el espacio público. Esa misma sombra va a producir beneficios sobre las casas. Ayuda a combatir el calor dentro de la ciudad porque sombrea las fachadas de las casas y las veredas. Por otro lado, y es muy sabido, la captura del carbono. Pero no es lo más importante dentro de la ciudad. Lo otro que es súper importante, y a veces parece que nos olvidamos, es que el arbolado de alineación debería estar plantado en una especie de cinta permeable ya sea verde, de piedras o de plantas, porque los árboles tienen un gran rol que es la captura del agua de lluvias, el drenaje y la recarga de lo que son las napas inferiores de agua. Que si no están los árboles presentes, que filtran el agua a través de las copas, la llevan hasta las raíces y la hacen infiltrar, el agua rueda por las superficies que son no permeables de la ciudad y se pierde por escurrimiento.

 

–¿Qué análisis haces del paranaense en relación al árbol? ¿Cómo ves la cultura del arbolado urbano y cómo se comporta? ¿Cuáles son las amenazas que tiene nuestro arbolado?

–Hay mucha más gente ahora que está entendiendo el rol y los beneficios del arbolado, pero tenemos una cultura muy inmigrante respecto de lo que son las podas. Son malas podas prestadas de la fruticultura o de la jardinería, y hay mucho abuso respecto de los árboles en las veredas, sobre todo, sobre las malas podas y lo que son los descopes brutales, que si uno camina un poquito la ciudad se da cuenta. Y por ahí quiero creer que no es mala voluntad sino ignorancia respecto de los beneficios y del tratamiento que se le debe dar al arbolado. Quiero creer que la gente no hace de manera explícita al daño, pero hay una falta de conocimiento en relación a cuánto daño se le hace al árbol cuando se lo descopa y eso deteriora muchísimo el arbolado. Vuelve a la copa insegura porque las ramas nuevas que crecen, crecen mal ancladas. Entonces lo único que hacemos es retroalimentar un círculo negativo para ese árbol podado. Y creo que ese es el punto en el que deberíamos trabajar como campaña. Poner en énfasis todos los beneficios y poner en énfasis que los árboles no necesitan ser podados. Necesitamos árboles con mucha copa, para que haya mucha captación de carbono, para que haya mucha filtración de lluvia y para que haya mucha sombra en la vereda. Y creo que el punto está ahí. En lo que hay que educar de acá en adelante, cuáles son las buenas prácticas que se le deben hacer a los árboles en las veredas y en los espacios públicos.

 

 

Fuente: Equipo de Comunicación de la Fundación Eco Urbano