Periodista de profesión, feminista por convicción, política e investigadora; Ana Fiol es hoy militante ecofeminisma en Entre Ríos. Afincada en Victoria, desde 2015 integra Orilleras, una organización nacida al calor de la última ola feminista. En diálogo con ERA Verde, Fiol habla sobre un fenómeno que cobra cada vez mayor volumen dentro en el activismo ambiental. ¿Qué es el ecofemismo? ¿Cómo surge? ¿Cuáles son sus búsquedas? Son algunos de los interrogantes que desgrana sobre un movimiento que va ganando espacio, aportando claves y propuestas para entender y abordar nuestros “territorios en peligro”.

 

–Hay un emergente en la discusión política que es el ecofeminismo ¿A qué se hace referencia?

–El ecofeminismo es el encuentro entre dos núcleos problemáticos. Por un lado, la dominación de las mujeres y las diversidades; y por otro, la destrucción de la naturaleza.

Este encuentro entre los núcleos mencionados, comenzó en los años ´70 cuando las (feministas) europeas y norteamericanas empezaron a asociar los desarrollos nucleares y militares con una destrucción “planificada” de la humanidad y del planeta. Empezaron a hacer una crítica sistemática a las distintas ramas del conglomerado industrial-militar norteamericano y europeo.

 

Hoy nos encontramos con la plena vigencia de ese encuentro y esas ideas, más los desarrollos propios del cono sur. Esta elaboración no excluye a otras pensadoras, como es el caso de (la filósofa hindú) Vandana Shiva, que imposible de no advertir (como) propia. Ella hizo aportes increíbles, muy importantes, y hay que destacar su mención como proveniente del sur global.

Nosotras, me refiero a mi espacio de militancia y a mí como académica, logramos trazar un desarrollo teórico, ecofeminista, que recupera conexiones directas entre los primeros ecofeminismos europeos y norteamericanos, y los feminismos de Abya Yala (los antiguos pueblos americanos).

 

AL CALOR DE LA MAREA VERDE

«Un fenómeno de resistencia contra la opresión, contra la violencia, contra la expropiación de los cuerpos y los territorios, de los bienes comunes»

–¿Dónde y cuándo surge este nexo entre la lucha feminista y la ambiental en Argentina?

–En Argentina es una discusión bastante reciente. El feminismo, los feminismos, como desarrollo de la modernidad, han tenido en los últimos tiempos nuevos cambios. Con la marea verde el feminismo se ha masificado y, por lo tanto, han aparecido nuevas formas de ser feminista. Por ejemplo: Apareció el feminismo comunitario, apareció una vertiente de economía política feminista como crítica y como práctica militante en el mundo. También feminismos villeros y un gran desarrollo de feminismos originarios, aun cuando no se consideran a sí mismas como militantes feministas.

 

En este marco descripto, de forma paralela, se sucedió la profundización del modelo neoliberal. Lo que nosotras llamamos el mapa del saqueo. Resumiendo, se dieron dos fenómenos al mismo tiempo: la explosión de los feminismos, que se han masificado y diversificado, y, además, un recrudecimiento del modelo neoliberal conjuntamente con el modelo extractivo en América Latina –si bien es un fenómeno global, me circunscribo a referirme a América Latina–.

 

Esta convergencia que menciono, en estos últimos años, es lo que ha estimulado a que se discuta sobre ecofeminismo. No son muchos, investigaciones en marcha de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) se están encargando de mapear estos nuevos desarrollos, mapear el ecofeminismo como desarrollo teórico que se dan en Universidades y organizaciones, pero también mapear las experiencias militantes, activistas. Algo sumamente importante que hay que decir, es que tanto el feminismo, los feminismos como el rcofeminismo son producto de la lucha popular. Un fenómeno de resistencia contra la opresión, contra la violencia, contra la expropiación de los cuerpos y los territorios, de los bienes comunes. De la libertad de las mujeres y de la destrucción y explotación de los territorios en los que vivimos.

«Entonces el mapa del saqueo es eso, un mapa conceptual que al mismo tiempo funciona como crítica a la economía política».

–Cuando desde el ecofenimismo se habla de territorios en peligro ¿A qué se hace referencia específicamente?

–Territorios en peligro es un concepto que empezamos a trabajar nosotras, como Orilleras, como agrupación de ecofeministas. Como dice (la antropóloga) Rita Segato: nosotras buscamos hacer una propia historia de cómo llegamos a esta reflexión. Podemos afirmar mezclando nuestras propias trayectorias, diversas; nuestras historias de vida, que confluyeron como ecofeministas en Victoria, tiene como quiebre o hito considerable la quema sistemática del humedal que ocurrió el año pasado. Ahí nosotras produjimos un viraje epistemológico al ecofeminismo.

 

Cuando sucede eso, nosotras paramos la pelota y decimos: “acá lo que hay que armar, antes que nada, es un mapa del saqueo”. Nosotras tenemos que hacer un mapa del saqueo, un mapa del territorio, pero al mismo tiempo un mapa conceptual donde podamos establecer cuáles son los vectores de dominación y destrucción del territorio. Lo llamamos mapa del saqueo porque existe un abanico de formas extractivas que, ahora, están todas representadas en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA).

 

Entonces, para resumir, ¿por qué mapa del saqueo igual a territorios en peligro? Es porque la forma neoliberal, como dicen las economistas feministas, en particular Amaia Pérez Orozco, que ha aportado mucho en estos años a comprender el mundo en el que vivimos, encontraron una contradicción insoslayable. Es imposible sostener al mismo tiempo –porque son antagonistas, contradictorios–, un sistema que por un lado no pone ningún freno a la acumulación de capital, y por otro lado, un sistema que defienda la vida, que ponga la vida en el centro. Las economistas feministas recalcan que las dos cosas no se pueden. Entonces el mapa del saqueo es eso, un mapa conceptual que al mismo tiempo funciona como crítica a la economía política. Es una crítica ecofeminista de las formas de producción que destruyen sistemáticamente la tierra en la que vivimos.

 

Entre Ríos es un claro territorio en peligro. Con sólo nombrar algunas de las luchas emblemáticas, que han iluminado saqueos específicos, se corrobora esta categoría en la provincia. Por ejemplo, la lucha contra las pasteras en el Uruguay. Eso es una lucha épica del pueblo entrerriano. Es una lucha contra la contaminación por las intenciones de convertir al planeta en un basurero, con este capitalismo que ya no es de desigualdad si no de dueñidad, como diría Segato. Lo que ocurre es que hay una concentración de la riqueza en tan pocas manos que no hay institución que la contenga, hacen lo que quieren. Y esto produce dueñidad sobre cuerpos y territorios, sobre la vida humana y no humana.

 

En Entre Ríos esto pasa en casi todos los aspectos. La propiedad de la tierra es otro ejemplo, nunca hubo una reforma agraria, la unidad de medida de la tierra en nuestro país es el latifundio, es la expansión de la frontera agrícola. Algo que no es más que agrotóxicos y propiedad de las semillas y otras formas extractivas.

 

Bueno, otras luchas para seguir ilustrando, es la resistencia del Basta es Basta (la Coordinadora por una Vida sin Agrotóxicos en Entre Ríos). Y esto no se da por un descontrol, todo lo contrario. Aún siguen vigentes legislaciones de la dictadura que reflejan un plan sistemático de contaminación y saqueo. La devastación cotidiana de la vida del Río, también lo refleja. Puedo agregar que, cuando uno conversa con las mujeres isleñas, en sus relatos, en sus vivencias, uno puede ver la historia del saqueo del río. Así como en la historia de las mujeres está inscripta la violencia del patriarcado, en la historia de vida de las vecinas isleñas, sus narrativas de vida reflejan el saqueo del territorio que habitamos.

 

El último elemento que puedo agregar, ya mencionado en las otras preguntas, que ilustran a Entre Ríos como un territorio en peligro, es la quema de los humedales. Tenemos que preguntarnos ¿para qué se quemaron los humedales? Mejor dicho, porque no se quemaron solos, el lobby del fuego ¿por qué se dio? ¿Para qué? ¿Para la expansión de qué forma productiva?

 

RUPTURAS Y ENCUENTROS

«El ecofeminismo se plantea como una contribución importante a otros modos de pensar y organizar las relaciones entre las personas, las relaciones de género, y las relaciones con la vida no humana».

–Al ecofeminismo lo definís como una línea epistemológica, principalmente de acción ¿Es algo que empezaste a conocer en tu formación profesional?

–Yo tengo una larga formación académica y militante, formación que me dejan afirmar que ser feminista significa volverse una persona crítica con el orden institucionalizado. Y, dentro de esta forma de pensar, poniendo en primer orden la lucha política, aquella que brinda el campo que ofrece la posibilidad de parar y poder reflexionar sobre la propia actividad práctica, militante, es que en un momento determinado podemos pensar en un quiebre en un viraje epistemológico.

 

Esto tiene una historia, muchas de nosotras éramos feministas antes del 2015. Pero llega el 2015, que es un momento de ruptura, de nuevo comienzo y masifica los nuevos feminismos. Cinco años después, el lobby del fuego empieza a quemar las islas. Se empieza a quemar de forma sistemática, brutal frente a la inacción o complicidad del gobierno de Entre Ríos, del gobierno de la ciudad de Victoria, gobiernos de signos políticos distintos y de la Justicia Federal que ha sido la encargada de no hacer nada. Siendo cómplice con la inacción posibilitando este crimen contra la naturaleza y la salud humano que aún perdura.

 

Ahí, este año entero (2020), frente a la destrucción sistemática de la naturaleza es que empezamos a hacer el mapa del saqueo como piedra fundacional del giro que preguntas.

 

–En época de elecciones ¿Pensás que hay alguna fuerza que aporte este tipo de miradas?

–Voy a dar una respuesta que no es especulativa si no basada en hechos. El gobierno nacional está impulsando, ahora mismo, con las nuevas incorporaciones en el gabinete una nueva y más grande reprimarización de la economía local. Una expansión de la capacidad argentina de producir y exportar commodities.

 

La relación del gobierno con el Consejo Agroindustrial Argentino, institución que le junta las cabezas a todas las actividades extractivas, demuestra este giro que estoy mencionando.

 

El gobierno nacional toma estas medidas porque es lo que se entiende como modelo de desarrollo. Piensa: hay que pagar la deuda (externa), hacer escuelas y sacar a 20 millones de la pobreza. Frente a este escándalo, frente a esta injusticia creada por el modelo económico y político, los gobiernos nacionales y populares, adoptan, sostienen estos modelos extractivos, como posibilidades de desarrollo.

 

Es un fenómeno de Latinoamérica. Claramente se pueden diferenciar entre los gobiernos que defino como sanguinarios, representados por (el presidente de Chile Sebastián) Piñera y (el presidente de Colombia Iván) Duque. Y los gobiernos opuestos a estos, que defino como populistas, como (el presidente de Venezuela, Nicolás) Maduro, (y el presidente de México) Andrés Manuel López Obrador. Pero, estos, sin importar del signo que sean, están apoyados en un dibujo donde el desarrollo y el progreso es extractivo. En eso está atrapado el gobierno nacional actual.

 

Claro que, como oposición, se encuentra la derecha neoliberal. Como diría Rita, nuestro enemigo de proyecto histórico. Una derecha depredadora, que representa los poderes fácticos, no al pueblo y sus necesidades. Los intereses de este espectro político son para afuera, centrifugo, por oposición a un modelo centrípeto. Me refiero a que no busca un desarrollo local de las fuerzas de producción, sustentables, versus a la propuesta actual.

Y en cuanto a lo específico que me preguntas, probablemente, haya que alguna izquierda como actor que pueda encarnar la crítica ecofeminista.

 

–Dentro de las propuestas para abordar la crisis climática ¿Ves al ecofeminismo como una solución en sí misma, como una perspectiva más sistémica?

–Creo que los ecofeminismos son una herramienta de pensamiento, de activismo. Hay varias dimensiones en la pregunta, entre ella la económica y productiva. Ante eso también pienso que hay modelos alternativos, sustentable contra el modelo actual, que es totalmente irracional. Hay maneras de producir alimentos que son sustentables, económicas e inclusivas. Hay formas de relación entre los humanos que no son violentas para reproducir la vida humana. Dicho así parece una colección de buenos augurios, pero no es de esto lo que trata el ecofeminismo. El ecofeminismo se plantea como una contribución importante a otros modos de pensar y organizar las relaciones entre las personas, las relaciones de género, y las relaciones con la vida no humana.

 

PERFIL

 

Una lectura que te haya marcado: No te voy a mencionar títulos si no tres autoras. Hannah Arendt porque me enseñó a ver la política. A Donna Haraway la elijo por su mirada crítica ante la ciencia. Y Rita Segato porque me dio herramientas para entender el poder.

 

Un tema musical que te identifique: Te voy a mencionar un canto que no es una canción, más bien un grito de batalla que compartimos en conjunto desde los feminismo y ecofeminismos. “Abajo el patriarcado; se va a caer, se va a caer. Ahora que estamos juntas; ahora que si nos ven. Arriba el feminismo que va a vencer”.

 

A qué te dedicas en tus tiempos libres: Me dedico mucho al jardín, a mi huerta. Leo, mucho. Además, paso tiempo con mi familia, con mi nieto. Puedo decir que me dedico al amor y a lo verde.

 

 

Por Nicolás Zuttión

Para la Redacción de ERA Verde

Pasante de las Prácticas Curriculares de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias de la Educación (FCEdu) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).