La noticia es que en el agua, este elemento que recubre el 71 % de la superficie de la corteza del planeta Tierra cotiza en la Bolsa de Nueva York, el mayor mercado de valores del mundo. En rigor, lo que comenzó a estimarse para la transa financiera es “un tipo un activo” que deriva del uso privado de este “bien común de dominio público”, y al cual se le asigna un precio, explica a ERA Verde el docente e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER, Claudio Coronel.  Para su colega y especialista en el mercado financiero, Soledad Retamar, este tipo de activo a futuro sirve para “cubrir riesgo”, pero también se usa para especular.

 

Esta semana que culmina trascendió que el agua comenzó a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street. Tal y como ocurre con ciertos commodities –materias primas de consumo– como el petróleo o la soja, se establece un monto en base al denominado índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O). Esto significa que lo que se “negocia” no es el agua en sí misma, sino la posibilidad de comprar o vender con determinado precio fijado a hoy día, una determinado volumen para el uso privado bajo esta figura de “derivado”. Así, el NQH2O arrancó con un valor de 486,53 dólares por cada “acre pie”, una medida que equivale a 1,4 millones de litros de agua.

 

“No es el agua la que —en sentido estricto— está cotizando en la Bolsa, sino que un activo financiero cuyo precio depende del precio del agua. Este tipo de activo financiero se denomina ‘derivado’, ya que, justamente, no posee precio por sí mismo, sino que depende de los cambios en el precio de otro activo del cual se deriva. Casos conocidos de esto son los derivados de la soja, el trigo, el maíz, el petróleo, etcétera, de los cuales, a su vez, hay de diverso tipo”, explica a ERA Verde, el investigador y docente en ciencias económicas, Claudio Coronel.

 

“No sé negocia el agua en sí; sino un derecho a comprar/vender agua a un determinado precio que se fija hoy”, aporta también la docente y especialista en mercado financiero de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Soledad Retamar, que plantea que “un ‘futuro’, sin dejar de ser un activo, sirve fundamentalmente para cubrir riesgo. También se utiliza para otras cuestiones como es espectacular”, agregar para señalar que este último uso no quita que sea un activo.

 

“En general, estos activos financieros se utilizan para especular con la variación de su valor o para garantizarse un determinado precio a futuro”, precisa Coronel. “En el caso del agua, si bien es un bien común de dominio público, es posible ceder sus derechos de uso a un privado (o una empresa estatal), con lo cual es posible asignarle un precio y un modo de medición similar al de un expendedor de combustible o del medidor de la luz, por ellos es que, en realidad, que tenga precio no es una novedad”, apunta el economista.

 

“Ahora bien, cabe decir que la cotización de este activo financiero derivado del agua atañe particularmente al Estado de California y tiene que ver, en todo caso, como la elaboración de un instrumento que permite formar expectativas de los costos a futuro de un insumo que es utilizado en la industria y en la agricultura en ese lugar en particular (con escasez de agua); tal y como sucede con las cotizaciones de otros insumos como los que nombré anteriormente. Por el momento no debería generar ningún tipo de preocupación desmedida ya que, como dije anteriormente, no es el agua la que cotiza en la bolsa, sino un activo financiero que buscar ser un reflejo de las expectativas de costos para aquellas industrias y la agricultura de California que utilizan dicho recurso, de manera tal que les permita tomar posiciones de cobertura, así como a otros, especular financieramente con diferenciales de precios, tal y como ocurre con otros activos”, señaló Coronel.

 

Respecto a qué implicancias podría traer este tipo de movimientos, consideró que “si esto se generalizara en el mundo debería prestarse especial atención porque el agua es condición necesaria para la existencia de vida —no así el petróleo, por ejemplo— y no todos tienen acceso a este recurso en forma potable, por lo que los Estados deberán regular apropiadamente los efectos que esto pudiera traer aparejados sobre las posibilidades de acceso a este recurso que, de momento, son difíciles de prever”, planteó.

 

 

De la Redacción de ERA Verde