Don Justo Bernardo Lovera quien vivía en una chacra familiar en la zona de Colonia Celina, en el departamento Paraná, falleció este 6 de octubre producto de una fibrosis pulmonar que arrastraba desde hace tiempo. Murió dos días después de haber sufrido la deriva de una fumigación del campo vecino a la vivienda que habitaba y que lo llevó a ser internado. Fue en la misma finca copada por un pelotón de 12 policías el 5 de julio de 2019, cuando don Justo quiso impedir una de las tantas pulverizaciones con agrotóxicos en el lote lindante que, pese a sus denuncias, no cesaban de envenenarlos.

 

Una triste noticia dio a conocer Asamblea por el Ambiente y la Salud de la Cuenca de Arroyo Las Conchas. Murió Justo Bernardo Lovera, de 84 años, luego de padecer por mucho tiempo la angustia de estar amenazado por las fumigaciones de su vecino, que no dejaban de afectarlo en su salud y la de su familia. Don Justo también acarreaba en sus adentros una situación vergonzante para un hombre mayor. Esto era el hecho de haber tenido que padecer en su propiedad la irrupción violenta por parte de dos patrulleros y dos camionetas policiales que trasladaban una docena de efectivos. Los uniformados llegaron a su morada situada campo adentro a unos 30 kilómetros de Paraná, para custodiar el paso de un mosquito fumigador hacia el campo contiguo con el objeto de poder ser rociado con agroquímicos. Fue en el invierno de 2019 y luego que don Justo Bernardo, harto de los reclamos sin eco por las pulverizaciones que lo afectaban, se plantó en un camino en común y quiso impedir el paso de la máquina fumigadora. La medida extrema, contó la familia a ERA Verde, la tomó luego de un diálogo en punto muerto con Daniel Colignon, quien arrienda el terreno propiedad de Héctor Gallizzi e hijos y donde se realizan las acciones que afectan a los Lovera.

 

Don Justo Bernardo, junto con su esposa Marta Isabel Tossolini; su hijo Carlos Bernardo Lovera y su nuera, Myriam Raquel Álvarez, no tuvieron otra opción que guarecerse en la casa. Una vez caída la noche de ese frío 5 de julio de 2019, doña Marta Isabel ya no daba más de la reacción alérgica que le produjo el pestilente veneno que aún permanecía en el aire. Se le cerró el pecho, se le secó la garganta, su rostro y extremidades comenzaron a inflamarse y de forma urgente se tuvieron que dirigir al Centro de Salud de Sauce Montrull para que pudieran atender a la mujer. Por este episodio fue que intervino la Asamblea por el Ambiente y la Salud de la Cuenca de Arroyo Las Conchas, y el caso de este matrimonio de ancianos seriamente comprometido en su salud por los agrotóxicos tomó dimensión pública.

 

El 4 de octubre pasado, a la tardecita, volvieron a fumigar “muy fuerte”, calle por medio, frente a la casa de los Lovera. “Con sus pulmones deteriorados y físicamente imposibilitado”, al otro día fue trasladado al Hospital “Dr. José María Miranda”, de Cerrito, contó un familiar. Finalmente, el miércoles 6 de octubre, don Justo Bernardo falleció por una disfunción producto de una fibrosis pulmonar. “Él era sano, nunca fumó en su vida”, comentaron, vinculando las causas directas de su fallecimiento con la exposición a sustancias nocivas.

 

Desde la Asamblea Cuenca de Arroyo Las Conchas elevaron una plegaria para que ahora don Justo Bernardo Lovera pueda descansar en paz.

Foto: Mauricio Garín.

De la Redacción de ERA Verde