Por Jorge Daneri (*). Parecería que debemos quedarnos sin agua para iniciar un proceso de reconstrucción social y política de la cuenca del Plata. La ciudad de Paraná puede llegar a un escenario donde su toma de agua quede vaciada porque la política en la región ha vaciado el río desde hace al menos 50 años.

 

Debería ser un cuento de ciencia ficción, pero no lo es. Es la realidad que desde la política de la mediocridad y la corrupción, ideológica y delictual, lo único que interesa es el proceso económico de los negocios de muy pocos, como lo es la ahora denominada Hidrovía Paraguay Paraná, como lo es la privatización del Delta para arroz y soja en un extractivismo que se profundiza en más de lo mismo, en lo peor. Entonces vemos a un fiscal de Estado de la Provincia de Entre Ríos, doctor Julio Rodríguez Signes, que más que ejercer su cargo es el súper ministro de más de lo mismo, encabeza este proceso de la Hidrovía, Puertos, y etcéteras.

 

Con la pandemia en el centro de los tiempos, con los incendios en el Delta y en Córdoba, al presidente Alberto Fernández se lo ve liderando muy mal asesorado este proceso de la hidrovía, profundizándola para los barcos de las corporaciones del agronegocio, la minería, la madera de nuestros bosques, celulosas y más que sale hacia otros lugares lejanos. Una hidrovía para que se lleven los granos de soja, minerales y agua; millones de litros de agua, sin los percances de resistencias sociales o «naturales» de ningún tipo, tal como se argumenta en los relatos negacionistas del cambio climático.

 

Por un comité de cuenca

 

Unos pocos miran esa película que sólo ellos saben ver y medir en redistribuciones en dólares, mientras las mayorías aún no toman conciencia de este escenario al que arribamos, y que el no tomarla será no tomar agua desde la canilla por algún tiempo. ¿Se tomará conciencia?

 

Hay otros actores que piden abrirse paso. Juventudes políticas, ecosocialistas, estudiantiles secundarias y universitarios, que empujan a la agenda pública la necesidad de una “Ley de Humedales Ya”. Otros gritamos desde hace años que no es una Sociedad Anónima la Hidrovía Paraguay Paraná lo que necesitamos, ni una adjudicación directa a empresas de dragado belga o chinas para su mayor profundización y ensanchamiento. Hoy esto es lo relevante, lo desafiante y lo provocativo.

 

Hoy es lo relevante, hoy es lo transcendental constituir un Comité de Cuenca de los ríos Paraguay y Paraná en Argentina que pueda saber de lo que se trata y estar a la altura de la gravedad de las circunstancias. Y que no se puede tener de ministro de Relaciones Exteriores a un personaje que solo está negociando las megagranjas de cerdos China o su adjudicación directa a este gigante sin mirar la cuenca del Paraná con la visión de cuenca, precisamente en su crisis monumental, y que esta realidad se merece considerar desde una agenda de río y sus ecosistemas asociados, y no de vía para el negocio de unos pocos vivos.

 

Es un contraste demasiado fuerte: negocios de pocos neoliberales camuflados de más de lo mismo versus las mayorías que sí son nacionales y populares. Además porque nos estamos quedando sin agua en una lógica absurda que nació del riñón más patético del menemismo.

 

Es importante no olvidar tampoco que Mauricio Macri prometió la ley de protección de los humedales apenas asumió la Presidencia de la Nación. Resultó un enorme incumplidor. Y que un senador por Entre Ríos, Alfredo De Angelis, freno esa Ley en la Cámara Alta de manera patética, acompañado del legislador todo terreno Atilio Benedetti. Y así estamos, viendo cómo vamos hacer estos meses para tomar agua, mientras en algunas cuevas otros están pensando en llevarse en los barcos al corazón y el alma del Gran Pantanal Brasilero, el Boliviano, y el Paraguayo.

 

Pero eso sí, el acceso al agua es un derecho humano fundamental, dice la Constitución de la provincia de Entre Ríos, mi más ni menos, repito, de Entre Ríos. No tienen vergüenza.

 

 

(*) Abogado, ambientalista.