Es, de los dos tipos de zorros que habitan la provincia de Entre Ríos, el menos visto. Porque su número no es el más abundante. También porque sus hábitos son nocturnos y solitarios. En el pelaje del zorro gris no prevalece precisamente esta tonalidad y por eso usualmente se lo confunde con el colorado, pero no lo es. Sobre su comportamiento, el adjetivo que más le calza es el de un “oportunista”, dice a ERA Verde el estudioso de la vida silvestre, Julián Alonso. Pero cuando se trata de tomar las riendas de procrear y cuidar su descendencia, el Lycalopex griseus siempre lo hace de a dos.

 

Con la disminución de la actividad humana, por las restricciones impuestas por la cuarentena para frenar el Coronavirus, algunos animales silvestres se han acercado a zonas pobladas. Este ha sido el caso de un cachorro de gato montés que irrumpió en un cumpleaños en Paraná, en febrero pasado. También hallaron un gato yaguarundí a principios de mayo en el patio de una casa de La Paz, y por esos días un zorro gris en un quincho e la zona de Villa Urquiza.  Este último ejemplar de Lycalopex griseus, fue rescatado por la Brigada Paraná de Prevención de Delitos Rurales de la Policía de Entre Ríos, y luego trasladado a la Reserva Natural Parque General San Martin.

 

Para los citadinos estas apariciones son una gran sorpresa, aunque para los habitantes de zonas rurales, no lo son tantos. Por cierto, en la provincia de Entre Ríos se encuentran dos especies de zorros, comenta a ERA Verde el guardaparques Julián Alonso. Se trata de “el zorro de monte, o cerdocyon thous y el gris o Lycalopex griseus. Este que apareció en Villa Urquiza está dentro del área natural de su distribución. Sólo que nosotros estamos más acostumbrados ver el zorro de monte, que es más abundante que el zorro gris. El zorro gris pampeano tiene un área de distribución muy amplia, que es por toda la región pampeana, el centro del país, la Mesopotamia y chaqueña. Es de áreas abiertas, de pastizales, de zonas rurales e incluso suburbanas”, señaló.

Lycalopex griseus rescatado por la Policía de Entre Ríos en una vivienda en Villa Urquiza el 9 de mayo de 2020. Foto: PER

Confundido por sus pelos

 

Sobre sus características morfológicas Alonso explica que a diferencia del gris, “el zorro de monte es de talla más chica, con patas oscuras, con una coloración general grisácea. El zorro gris se parece también al zorro colorado, pero que es una especie de la Patagonia y que tienen una subespecie en las sierras de Córdoba, en la Pampa de Achala, pero no es este caso. Es parecido, pero no es este que está en Entre Ríos. Comúnmente en nuestra zona, al zorro gris lo llaman zorro colorado, porque también es medio coloradito, con una coloración canela y amarillenta, sobretodo en cara y patas, pero no lo es, es una confusión generalizada”.

 

El conocedor consultado insiste que el gris es mucho menos frecuente verlo que su pariente el de monte, pero que la región corresponde a su ambiente. “No es raro, sólo que es de los pastizales, que es el hábitat preferencial de esta especie. Sucede que los pastizales en Entre Ríos han desaparecido prácticamente, porque han sido modificados y transformados por la agricultura intensiva. Esos habientes más ‘pampeanos’, fueron los que más sufrieron la incursión de la maquinaria agrícola y la agricultura intensiva. Es un animalito que a pesar que se defiende y se banca los cambios  y se adapta, está muy presente, disminuyó la población. Es decir, no hay tantos”, planteó.

 

De sus costumbres, se describió que son animales solitarios y “bastante oportunistas”. Por naturaleza “son cazadores principalmente, sobretodo roedores. Comen muchos ratones, el cuis común o apereá, liebres, pichones de aves, huevos y pueden comer de algún gallinero si se arrima a una vivienda; no desperdicia esa oportunidad. Come animales muertos, no carroña descompuesta, pero sí animales recientemente muertos; lo aprovechan. También pueden comer algo de fruta, no mucho, pero alguna vez si no hay abundancia de comida y tienen hambre, lo hacen. No es el más frugívoro de los cánidos, pero también suelen aprovechar estas oportunidades.  Son principalmente de hábitat nocturnos, aunque también se los puede ver de día”, resaltó que guardaparque que aportó como el dato que también lo caracteriza que son “son solitarios salvo en la época de reproducción, cuando la hembra construye un refugio o una cueva». Cavan debajo de un tronco, entre palos, o aprovechan una covacha abandonada y hacen el cubil. Y es sólo en ese momento, para la cría de los cachorros, que están en pareja, ya que el resto de la temporada no son animales gregarios.

 

Foto de portada: Mi Revista.

De la Redacción de ERA Verde